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Channel: Donde Viven Los Monstruos: LIJ
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Perder el alma

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Cada día que pasa aumentan las probabilidades de chocarte con un alma perdida.
Algo sobrenatural está sucediendo pues antes no era tan frecuente toparte de golpe y porrazo con un espíritu errante. Sí, sí, no se hagan los extrañados, pues estos entes (por llamarlos de alguna forma) que deambulan en los vagones del tren, bajo el sol de noviembre o que se deslizan por los toboganes del parque, están multiplicándose a un vértigo de pasmo.
Fíjense bien, porque seguro que tienen uno cerca, casi al lado. No se diría que son informes, pues se aprecian bien sus rasgos. Unos dan la impresión de ser jóvenes mientras que otros parecen ser octogenarios. También hay diferencias de estatura. gruesos y delgados. Van como pueden. A pie, corriendo o al volante. Visten como tú y como yo (no se crean que Inditex© les da de lado…). Pero todos comparten algo: su mirada apagada, como las hojas que el otoño va amontonando.


El otro día hablé con una. Fue una sensación extraña... Las palabras eran quedas, aquejaban una inusitada calma, como cuando uno se deja llevar a la deriva, sin importarle nada, abandonadas… Me atravesó cierto miedo. Sentí frío. Un rumor inquieto: ¿Y si yo mismo hubiera perdido la mía? ¿Acaso estaba exento de no padecer ese extravío, de olvidar mis propios días?


Hoy me encuentro ante El alma perdida, un álbum de Olga Tokarczuk, la escritora polaca que recibió el premio Nobel en 2018, y Joanna Concejo, una de esas ilustradoras que exudan belleza en cada imagen, editado bellamente por la editorial Thule (¡Gracias por esa tisana plena de calma!). Aunque el libro recibió una mención especial en la categoría de ficción del premio Bologna Ragazzi en su edición del 2018, yo soy de los que prefiere opinar por mí mismo y aquí me tienen, concediendo mi propio galardón.
Les mentiría si les dijese que el libro no me atrapó desde el primer momento, pues es uno de esos álbumes en los que las imágenes se desbordan por lo evocador de sus imágenes en las que priman el grafito y el lápiz de color, una sensación que continua conforme lo abrimos y empezamos a leer… Trata sobre la historia de un hombre que  de tanto quehacer, de tanto ir y venir, se olvida de sí mismo y su  alma opta por marcharse. ¿Volverá?


Es así como Tokarczuck regresa al movimiento, esa idea generatriz de toda su obra (lean Los errantes para comparar) y que en parte también se relaciona con el desarraigo, una búsqueda constante de la verdad, en este caso monopolizada por ese yo individual que se ha convertido en el imposible de las sociedades modernas. Pone a viajar a ese alma olvidada, a ver la belleza de un mundo tan real como añorado, mientras su dueño permanece estático en una silla.


La espera es extraña para los dos. Alma y hombre necesitan encontrarse aunque se encuentran a gusto en su soledad. Un mensaje que Joanna Concejo presenta en cada doble página con eficaz dualidad. Mientras que las páginas izquierdas se parecen a fotografías antiguas, esas que guardamos en la vieja caja de zapatos (según me cuenta su autora están basadas en fotografías tomadas por su marido y ella misma), desdibujadas por el tiempo y que dan buena cuenta de nuestros años de niñez y juventud, etapas henchidas de libertad (Dense cuenta que ocupan todo el espacio), las de la derecha se centran en una mesa, un par de sillas y esa figura que mira hacia la ventana, un símbolo de anhelo y esperanza en ese universo donde el vacío lo acompaña.


También hay que llamar la atención en las dos ilustraciones que están impresas en papel vegetal y que se insertan en dos momentos clave de la narración, cuando se inicia la espera y como antesala al encuentro. Es así como una vez más una propuesta editorial relaciona este tipo de recurso con el paso del tiempo, ese que desdibuja la vida (¿A modo de ensoñación o a modo de telón?).
Por último, no deben pasar desapercibidas las plantas, esas que el hombre cultiva en pequeñas macetas y que poco a poco se apoderan de las escenas hasta llenarlas de un color tremendamente luminoso. Capuchinas (Tropaelum majus), costillas de Adán (Monstera deliciosa) o filodendros (Philodendron monstera), todo un exuberante ecosistema vegetal que, desorbitado, celebra lo inevitable…




Una de cómic infantil y juvenil otoñal

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Aunque tengo la narrativa bastante abandonada últimamente (el vértigo con el que me trata la vida en estos tiempos no me permite largas lecturas), sí les digo que estoy disfrutando mucho del cómic infantil. No sólo porque haya descubierto verdaderas joyas que me han ido encaminando hacia otras, sino porque cada vez se edita más y mejor, algo que bien merece la visibilidad de un género que según me cuentan los bibliotecarios nunca ha perdido aceptación a pesar de su poca renovación.
Si lo recuerdan, ya dediqué un monográfico al cómic infantil y juvenil en el que apuntaba a algunas claves sobre su idoneidad en la formación de los lectores, y en el que debido a la extensión, no pude comentarles muchos de los títulos. Es por ello que incluyo aquí algunos de estos ya clásicos, junto a otros de nueva hornada que no tienen ningún desperdicio, destacando aquellos que me han encantado con las consabidas tres estrellas [***]. Disfrútenlos porque merecen una lectura atenta y siempre enriquecedora.


Jay Lynch y Frank Cammuso. El día que Otto la lía. La casita roja. Empezamos esta tanda con un álbum en clave de humor sobre los anhelos infantiles. Otto recibe un regalo de su tía, una lámpara maravillosa con genio dentro. Al limpiarla el genio sale y le invita a pedirle un deseo. Como Otto está endiabladamente obsesionado con el color naranja (¿Se acuerdan de cuando eran pequeños y usaban la misma cera una y otra vez?). Pero ¿será un mundo enteramente naranja una buena idea? No se pierdan lo que viene después.


Geoffrey Hayes. Benny y Penny en Super-Prohibido. La casita roja. Alguien acaba de llegar a la casa de al lado y Benny y Penny están ansiosos por saber quién es. Ni cortos ni perezosos saltan la valla y se cuelan en el jardín de la nueva inquilina, Melina, una topita con la que no empezarán una relación muy cordial. Una suerte de dimes y diretes desembocará en un enfrentamiento poco agradable… Una historia sobre los encontronazos infantiles que no tienen nada que envidiar a los de los adultos, sino más bien al revés (¡Ojalá aprendiéramos de los niños!).



Sergio Ruzzier. Fox + Chick. La fiesta y otras historias. Liana Editorial. [***] Llega a las librerías la primera entrega de una de las series infantiles que más éxito tiene entre el público anglohablante. Y no es para menos pues Fox y Chick son de esos amigos que no tienen límites para montar las fiestas más extravagantes (si no me creen acudan a la primera historia), degustar las sopas más ricas (y eso que esta no lleva ningún pájaro desplumado) y disfrutar de la pintura al aire libre (a ver quién me pinta algún día un retrato). Unas historietas realmente entrañables que beben del universo absurdo pero maravilloso de los críos.



Gigi D. G. Pepino, héroe de leyenda. El Reino de la Rosquilla. La Cúpula. Basado en el webcomic del mismo publicado por primera vez en 2011, esta historia nos narra las peripecias de dos conejos hermanos, Pepino y Almendra (bastante antagonistas y que rompen con los roles de género) que deben salvar el mundo de Onirolandia de las manos del Señor de las Pesadillas. Es así como se embarcarán en una aventura con mucho chiste y acción acompañados de una cuadrilla “inmejorable”.



Jordan Crane. Por encima de las nubes. Bang Ediciones. [***] Hace poco saqué prestado de la biblioteca este cómic de notable formato (si hubiera sido pequeño, ni lo habría visto) que me sorprendió gratamente. No sólo por una historia que pone en entredicho la institución escolar (lo que mal empieza, bien acaba… ¿o no era así?) y echa mano de la desenfrenada imaginación de Simón y su gato para poner de relieve que muchas veces, llegar tarde al colegio puede propiciar una aventura sin límites. Con este batido de ingredientes actuales y otros tan clásicos como Jack y las habichuelas mágicas o la mismísima Matilda(no sé por qué me ha recordado a estas obras…), un universo de ensoñación que no deben perderse se abre camino en esta pequeña selección.


Katie O’Neill. La sociedad de los dragones de té  [***] / Bahía Acuicornio / Érase una vez dos princesas. La Cúpula. Atravesamos el ecuador de este listado de novedades (y no tanto) de comic infantil con las tres obras de una autora que lo está petando.


El primero de ellos es un álbum que fue la sorpresa de la temporada pasada en lo que a álbum infantil se refiere. Con una historia que destila colorido, cierto aire mangaka, mucho misterio y escenarios evocadores, La sociedad de los dragones de té se adentra en un mundo mágico habitado por unos seres (a veces mitológicos, otras no) que crían unos dragones muy especiales.


En segundo lugar toca hablar de Bahía Acuicornio, una alegato ecologista sobre la contaminación de los océanos embebido en un drama familiar no resuelto en el que la niña protagonista empieza a descubrir el pasado de su propia familia. Como en el caso anterior, es muy agradable a la vista, cierto aire enigmático y unos seres encantadores, los acuicornios, que recuerdan mucho a los dragones anteriores.


Para finalizar esta tríada de títulos apunto brevemente Érase una vez dos princesas, un título que como los dos anteriores pretende ahondar de manera más contundente en uno de los temas estrella de las dos anteriores, la visibilización de las parejas homosexuales. Una narración simpática que me recuerda a álbumes como Rey y Rey de Linda de Haan y Stern Nijland, o al Titiritesa de Quintiá y Quarello.



Bruno Gazzotti y Fabien Vehlmann. Solos. Dibbuks. [***] Hacía mucho tiempo que le tenía ganas a esta serie de cómic. El argumento es sencillo: un grupo de niños muy variopintos se despiertan un buen día y se enteran de que están solos en la ciudad. Todos los adultos han desaparecido y nadie sabe dónde están. Dodji, Leila, Celia, Iván y Terry son un posmoderno club de “Los cinco” (muy equilibrado, como nos gusta) que se entregarán a la aventura con mucho suspense a lo largo de los seis tomos que van publicados. Podría decirse que es una serie televisiva (unos dicen que “Perdidos” pero cualquiera que te haga darle al coco podría valer) en formato de papel, apta para todos los públicos.



Paolina Baruchello y Andrea Rivola. Lluvia de primavera. Liana Editorial. Ponemos punto y final a esta retahíla de títulos con una historia en blanco y negro de dos mujeres, Shu Mei y Chun Yu, que se ayudan, y en la que el kung-fu, es el protagonista. Sencilla y sin pretensiones, la historia se sustenta en el coraje, en el esfuerzo compartido y en el rico simbolismo oriental de las artes marciales donde los animales tienen mucho que decir.



Jean-Yves Ferri y Didier Conrad. La hija de Vercingétorix. [***] Salvat. Se acaba de publicar la nueva entrega del pueblo de bárbaros que resiste a la conquista romana, y yo que me alegro pues ya saben que es mi cómic favorito “ever”. En este episodio la cosa se pone tiznada gracias a la hija de Vercingétorix, el gran líder galo, una chica que me recuerda mucho a mis alumnos (osada, descarada y con muchas ganas de vivir) y heredera del torques de su padre, un símbolo de resistencia que puede reunir al pueblo sometido para encarar nuevamente al César. Astérix, Obélix y el resto de habitantes de la aldea gala, incluidos los hijos quinceañeros, serán los encargados de velar por su seguridad, una cosa bastante difícil siempre que las hormonas se interponen en nuestro camino. Con los detalles históricos a los que nos tenían acostumbrados Uderzo y Goscinny, un humor fino donde los juegos de palabras se suceden, guiños al presente recontextualizados, es una historia muy simpática donde el jipismo sale ganando.


Elisa Macellari. Papaya Salad. Liana Editorial. [***] Estamos sin duda ante una de las obras más aclamadas de la temporada. Una novela gráfica magnífica que no tiene ni un ápice de desperdicio, pues tomando como excusa la ensalada de papaya, Sompong, un anciano, narra a Elisa, una pequeña visitante, una personal historia donde se entremezclan el oriente y occidente de la primera mitad del siglo XX. Con un ritmo espléndido y multitud de referencias, es una forma excelente de conocer un mundo pasado del que somos resultado. Un canto al amor, a la esperanza y a la resistencia humana en la que muchos de esos lectores perdidos deberían sumergirse. Dibujo, color, portada, guardas..., todo es redondo en este libro-objeto exquisito.


Las vacas de mi infancia

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No sé si alguna vez les he contado que mi abuelo era vaquero. No como los de las películas del oeste americano, que lo suyo eran las vacas lecheras. Recuerdo vagamente las cuadras donde las ordeñaba, cómo entraba la luz tenue del otoño por las ventanas. Por aquel entonces ya le quedaban muy pocas. Yo pasaba entre sus traseros con algo de cautela, pues nunca he sido muy amigo de las coces ni de las ventosidades.
Aunque las cosas han cambiado, hay que guardar la memoria a buen recaudo…

Talán, talán, telén, telén.
Último aviso “vacas al tren”.

Llega el otoño y se cae la hoja,
la lluvia a rayas todo lo moja.
El campo vuelve a ponerse verde.
Tal vez su hija no lo recuerde.

La vaca flaca aunque es octubre,
ya no despacha ni media ubre.

No le apetece ni la verdura
y apenas se hace la pedicura.

Todas las noches toma somníferos,
es la más triste de los mamíferos.

Para animarla, su cuidador
le ha regalado un ordeñador.

[…]

Raúl Vacas.
La vaca flaca.
Ilustraciones de Gómez.
2019. Salamanca: La guarida Ediciones.



Detalles urbanos

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Cuando un servidor andaba por Madrid, mis compañeros de clase solían decirme que seguramente yo conocía mejor la ciudad que ellos. Según ellos mucha gente de la capital vivía en microcosmos como Aluche, Alto de Extremadura, Usera o Virgen del Cortijo y pasaba tres kilos de lo que les ofrecía el resto de la urbe. Algunos incluso admitían que nunca había estado en lugares tan emblemáticos como el Museo del Prado o como la Biblioteca Nacional (eso sí, el Cortilandia no les faltaba).


Si bien es cierto que la magnitud de la ciudad es proporcional al desconocimiento de la misma, no es algo exclusivo de las metrópolis, sino que ocurre en la mayor parte de los casos, pues no pocas veces he descubierto rincones todavía inexplorados en mi propio ecosistema. Valladolid, Pontevedra, Alicante, Málaga o Cáceres nos pueden ofrecer la misma sensación de aventura que la que se experimenta en una población de varios millones de personas, la cuestión es lanzarse a las calles y dejar que estas te impregnen.


Capillas, grafitis, fuentes, bares, plazas, jardines y un sinfín más de detalles pasan desapercibidos en el día a día, y porqué no (ricemos más el rizo, que me parece muy interesante) también personas de nuestro entorno. Abogo por esos lugares y gentes invisibles. Esos seres humanos que viven cerca de nosotros, meros desconocidos con los que nunca hemos mediado palabra. ¿Por qué no correr el riesgo de llamar, entrar y disfrutar? Siempre hay algo de hermoso en esa falta de cautela.


Dejen de ir vagando por la calle con los ojos vendados, miren hacia un lado y otro, como los niños escudriñando los detalles. Pues esas cosas que creemos nimias, perdidas, pueden desplegarse ante nosotros como las colas de los pavos reales. Y si no me creen presten atención al libro de hoy, uno que nos habla del entorno y las miradas con atención. Y es que Dominika Lipniewska nos presentaEn la ciudad(editorial Cocobooks), un álbum para primeros lectores que nos invita a sumergirnos en los entresijos de una ciudad llena de formas geométricas, mientras despierta, cuando brilla la luna, en mitad del parque o en los puestos del mercado. Un entorno colorista y geométrico que nos atrapa en sus líneas para pasar las páginas una y mil veces. Como debería ser, incluso en la realidad.



De familias y otros percales

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Ha comenzado el adviento. Los comercios están abarrotados de productos y, sobre todo, de gente. No hay quien quepa en los bares (para una cervecita siempre hay tiempo) y el personal no para de hacer cábalas y así cuadrar una agenda que cada año se hace más cuesta arriba (Menos mal que yo me mantengo fiel a mis principios de asistir única y exclusivamente a aquellos eventos en los que pinto algo…).
Se avecinan las cenas “remember”. Las de los años de colegio (Pfff… Nostálgicos…), las de cuando íbamos al instituto (Más de lo mismo…), incluso las del conservatorio (¡Yingelbels, yingelbels…!). También hay que quedar bien con los amigos de la infancia (Qué acabaos están algunos… Hola… ¿Es ahí el geriátrico?), con los del barrio (¡Y venga batallitas!) y con los del apartamento de Torrevieja (Aunque los cuerpos no estén para olas). En definitiva, hay que ver a todo quisqui y no morir en el intento (cosa harto difícil, pues los estómagos ya no están para ostias).


Lo mejor de todo es cuando hacen acto de presencia los familiares... Como si de una aparición mariana se tratase, empiezan a desfilar por la puerta cientos de sombras chinescas que vienen a ponerse como la Tomata. Lo que otrora era un remanso de paz, se transforma en un comedero de pollastres. Si te descuidas te sacan el ojo con un mondadientes. A ver quién se ceba más. Como si no hubiera un mañana… Intentas agasajarlos, sacas las mejores viandas del trastero y al final terminas a codazos. No sabes cuántas cabezas, cuántas manos, cuantas suegras y cuñados hay alrededor de la mesa. Cuentas tropecientas bocas, unos cuantos anillos de casado, no-sé-cuántas fajas, otras tantas gafas (las lentillas las dejamos a un lado), un par de dientes de plata, y al terminar, te desmayas.


Así, con la consciencia perdida, llegamos a uno de esos libros que te hacen pensar al mismo tiempo que te sacan una sonrisa. Y es que En mi casa somos... un libro con texto de Isabel Minhós Martins, ilustraciones de Madalena Matoso y editado por Takatuka, nos encontramos con una dilatada familia con la que la vida es toda una aventura, no sólo aritmética (¡Atención a los maestros de preescolar y primaria! ¡Que este libro da mucho juego con las matemáticas!), sino también por lo anatómico de la historia.


Si además tenemos en cuenta que nos hace reflexionar sobre la animada vida en familia (si yo les contará nuestras celebraciones en familia de antaño, no pararían de reír en un par de años) y lo (des)agradable que es tener a hermanas, padres, abuelos, tíos y primos al lado, podríamos afirmar que este libro es una imperiosa necesidad. Y si me apuran, les empujaré a que lo lean todos juntos, al derecho y al revés, y de esta manera, pasar más tiempo juntos que, aunque no lo crean, es lo que nos hace falta.


La abeja Maya o una censura de la belleza

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Aunque no es tiempo de flores y demás chanzas primaverales (¡Menudo frío hace!), hoy le llega el turno a una de esas historias que, a pesar de haber trascendido a la cultura popular gracias a la serie de dibujos animados televisiva de los 90, mucha gente no sabe sobre su primigenia condición de novela. Y es que Las aventuras de la abeja Maya de Waldemar Bonsels tiene mucho que decir.
Es por ello que aprovecharé el post de hoy para trasladarles mi experiencia (segunda en este caso, pues leí este libro por primera vez cuando era un mengajo) aprovechando la nueva edición de Nórdica Libros con las siempre exquisitas ilustraciones de Ester García (fíjense en su colorido, en las composiciones equilibradas, en esos marcos redondos de otro tiempo, en la labor de investigación sobre la flora y fauna…) que acompañan a esta reseña de hoy.
Antes de sumergirme en las andanzas del autor y otras consideraciones, decidí que lo mejor era releerlo sin muchas influencias externas, algo que fue un acierto pues lo pasé bastante bien con esa abeja y la caterva de bichos que la acompañaban en sus andanzas (cosa rara, pues no soy muy insectívoro). Aunque me recordó a la primera lectura (muy humana, detallista y con mucha plasticidad), sí es cierto que lo hice con esa perspectiva de ¿adulto? que te endosa los años.


Después de aparcar el libro sobre el sofá, me puse manos a la obra con la biografía del autor, Waldemar Bonsels, que según tenía entendido, no tenía desperdicio (la pueden disfrutar enterita después de la reseña, que me he tomado la libertad de elaborarla aparte).
Tras leer toda esta información ya no sabía si dejarme llevar por la vida de su autor y lapidar a la abeja Maya junto a él -como han hecho tantos otros-, o dejar de lado tanto dato biográfico y buscar un punto intermedio en mis anotaciones. Me vino a la cabeza la palabra “censura” y, con una sacudida de orejas opté por extraer el jugo de un libro que ha vendido millones de copias (y yo, por lo general, siempre respeto a los lectores).


En primer lugar hay que decir que la abeja Maya es un libro sobre la naturaleza. Hay mucha belleza en él. Es un jardín junto a un lago, un paraíso vegetal en el que pululan montones de seres vivos que establecen multitud de relaciones. Es fiel reflejo de lo que acontece en un prado. Y si no me creen, siéntense frente a trozo de hierba y dejen el tiempo pasar.
En segundo lugar hablamos de una obra de insectos que, a pesar de conservar su aspecto y comportamiento instintivo (ya saben, las libélulas son carnívoras y los saltamontes brincan), son antropomorfos en su manera de pensar y razonar, el verdadero quid de la cuestión en una obra bastante vapuleada por el tiempo, los prejuicios y las interpretaciones.
De entre todos los personajes que se pasean por sus páginas destaca Maya, la protagonista, una abeja que se encuentra a caballo entre una paria y una suerte de heroína que se enfrenta al mundo sola con las mínimas lecciones vitales de Casandra, su nodriza, algo que se repite en otros muchos actores principales de la Literatura Infantil.


De esta forma Maya representa a ese niño inocente que realiza su propio viaje iniciático y va creciendo conforme se desarrolla la acción. Entabla conversación y vive experiencias con otros seres. Crece y va modificando su pensamiento y conducta para enfrentarse a las adversidades que le presenta el camino, algo bastante presente en los libros para niños de finales del XIX y principios del XX en los que el marcado carácter pedagógico/didáctico es bastante patente.
Las aventuras de la abeja Maya también es un canto a la libertad, pues se debería adscribir a la llamada “literatura de vagabundos” como bien ha apuntado el experto Walter Fähnders. Este es un género en el que los personajes deambulan errantes y escriben sus historias a la intemperie. Pastores, bandoleros, hechiceros, gitanos y una abeja exploran el mundo y nos trasladan sus impresiones (¿Bonito, verdad?)


Hay pasajes a lo largo del libro que hablan de su inocencia infantil. La abeja es piadosa, algo que muestra en el pasaje en el que Schnuck devora a Hans Cristoph o en el que le habla de una rana moribunda (“...me cuesta mucho ver sufrir a alguien” o  “Hay muchas cosas tristes en el mundo”, explica Maya). También es ignorante (su capacidad de sorprenderse con una gota de rocío habla por sí sola), bastante correcta y educada (se refiere a todos muy cortésmente), tiene muy buen humor (su encuentro con el escarabajo Kurt lo deja bien claro) y es muy curiosa (su obsesión por toparse con los humanos es tan preocupante como la de un mocoso empecinado en conocer a un troll).


A pesar de todos estos rasgos destacables, no han sido pocos los que han interpretado esta obra desde prismas menos inocentes y más sesgados, relacionándola con los valores del nacionalsocialismo alemán. El caso más reciente es el de Sven Hanuschek que se centra en varios puntos para justificar esta idea… Así, apunta al carácter supremacista de la abeja, sobre todo cuando se refiere a las avispas, sus acérrimas enemigas. Pasajes como “Ser confundida con una avispa, con ese atajo de ladronas inútiles, con ese pueblo de bandidas, de vagabundas, significaba para ella la mayor de las injurias” podrían hablar de judíos y alemanes, aunque también es cierto que podrían hablar de orcos y elfos, de piratas y niños perdidos.


También habla de la colmena como símbolo de la nación alemana, una a la que Maya regresa finalmente para combatir a las fuerzas invasoras; un punto de vista con el que no estoy de acuerdo, pues la organización estatal de cualquier himenóptero (véanse hormigas) facilita bastante la asimilación por parte del lector de una metáfora sobre el modus vivendi humano y son ampliamente utilizadas en el universo cultural infantil.
Hanuschek señala al mismo tiempo las similitudes entre el discurso de la abeja reina y el que el emperador Guillermo II de Alemania dio en julio del año 1900 a las tropas que partían para enfrentarse al levantamiento bóxer en China, y que, aunque podría ser cierto, se me ocurre pensar que las arenga bélicas son bastante parecidas en contenido.
Por último, tanto Sven Hanuschek, como otros autores echan mano de que La abeja Maya fue uno de los libros más leídos por los soldados alemanes en las trincheras para justificar esta identificación con el régimen, una cuestión sobre la que tengo varios peros… Si nos fijamos bien La abeja Maya se publica en 1912, antes de desatarse la Primera Guerra Mundial, esa que acabaría con la hegemonía industrial del Imperio Austrohúngaro. También es bastante anterior a la crisis económica producto de las disposiciones del Tratado de Versalles, germen de un descontento ciudadano que pergeñaría el nacionalsocialismo hitleriano.
El segundo apunte que hago se refiere a la guerra en sí misma, pues aunque Maya tuviera un éxito ulterior entre los lectores de aquella época, los conflictos bélicos siempre han existido, no sólo en el mundo real, sino también en la ficción infantil y juvenil. La guerra está ahí, bien entre nazis y yanquis, bien entre abejas y avispas.



El último apunte y como bien explica Helga Karrenbrock trata sobre ese amparo que ofrece Maya. Bonsels empatiza con el soldado por ser un guardián de la libertad, una libertad situada en ese prado floreciente y lleno de vida que, aunque ilusorio, se  convierte en un lugar de anhelo sobrecargado frente a chimeneas industriales humeantes, ciudades en explosión y una crisis de fe. Porque el soldado también es humano y necesita un refugio en el que sentirse vivo y en paz.
Para finalizar todo este (contra)análisis sobre La abeja Maya, sólo me resta una consideración sobre las decisiones del autor… No seré yo quien justifique las de Bonsels pues tengo bastante con las mías, pero sí les diré que no se deben extrañar de que los artistas o “agentes culturales” busquen refugio entre políticos para recibir apoyos de muchos tipos. Lo que no sabría decirles es si todos ellos se dan cuenta de que les hacen un flaco favor a sus obras, pues las estigmatizan a lo largo del tiempo y las condenan a la censura, una consecuencia que no se merece ni La abeja Maya ni cualquier otro título que encandile a tantos lectores durante tanto tiempo.



 *          *          *

Waldemar Bonsels nació en  1880, en Holstein, el segundo de los cinco hijos de un farmacéutico reconvertido a odontólogo. Asistió en Kiel a la escuela secundaria, que abandonaría a la edad de dieciséis para asistir en Bielefeld a una escuela de negocios (algo parecido a la formación profesional). Terminado ese tiempo trabaja como comercial en una empresa de impresión entre 1900 y 1902. Tras ese periodo decide enrolarse en la llamada Misión de Basilea, una organización ecuménica y es enviado como comerciante misionero a las Indias Orientales seis meses entre 1902 y 1903. A su regreso funda junto a tres socios la  editorial EW Bonsels and Co. en Munich, en la que editaría sus primeros trabajos.
En 1906 contrae matrimonio con Klara Brandenburg, su primera esposa y con quien tiene dos hijos. Se divorcia y vuelve a casarse con Elise Ostermeyer con quien tiene otros dos hijos. Durante este tiempo continua publicando sus escritos, tanto en su propia editorial, como en otras, véase F. Fontane & Co, Avestruz y Schuster y Loeffler.
Así llegamos a 1910, año en el que el editor y escritor se traslada con su familia a una casa que su amigo Bernd Iseman posee en  Oberschleißheim, una zona en las afueras de Munich en la que se inspiraría para escribir su gran éxito, Las aventuras de la abeja Maya que sería publicado en 1912.
Estalla la Primera Guerra Mundial, y Bonsels es enviado como corresponsal de guerra a Galicia y Lodomeria (Ucrania-Polonia) y más tarde a los países bálticos. Cuando termina la contienda en 1918, Bonsels decide comprar una casa en la isla de Capri y otra en Ambach en la orilla oriental del lago Starnberg, donde se traslada a vivir el solo mientras su familia sigue viviendo en Munich, algo que desembocará en un nuevo divorcio.
Es así como Bonsels dedica su tiempo a escribir nuevos libros sobre crímenes o relatos eróticos, entablar amistad con otros autores como Benjamin Franklin Wedekind o Heinrich Mann (ambos de origen judío), viajar a Estados Unidos, Turquía o Egipto, y dar conferencias en diferentes países disfrutando de las rentas que produce la abeja Maya, uno de los libros más vendidos desde hasta la década de los 40.
Durante ese tiempo, además de tener otro hijo con la bailarina -con la que nunca se casaría-, hay que destacar otros hechos significativos en la vida de Bonsels… Entre 1924 y 1925, junto al biólogo y director de cine Wolfram Junghans, adapta la abeja Maya al cine utilizando insectos vivos (lo que oyen). La película muda de seis actos se estrena en el Capitolio de Dresde el 8 de abril de 1926 recibiendo buenas críticas por su la producción técnica. Este hecho favoreció que Walt Disney se interesara por la obra para su adaptación en cine de animación y mucho más tarde, en el 87, su producción para la pequeña pantalla en forma de serie.


Fruto de esta experiencia, Bonsels también se anima a realizar una expedición a Brasil junto al documentalista Adolph von Dungern y el director de fotografía August Brückner, con intención de realizar un reportaje naturalista, un proyecto que se ve truncado inesperadamente.
Así llegan los años 30 y con ellos el ascenso del Hitler al poder. Es así como el nacionalsocialismo irrumpe en la vida de los alemanes, incluido Bonsels, que desde su casa en Capri se entera de que muchos de sus libros son quemados la noche del 10 de mayo de 1933 junto a obras de Marx, Freud, Remarque, Ossietzky o Tucholsky, por incluir pasajes que recogen prácticas sexuales desviadas. No obstante se salvan de la hoguera Las aventuras de la abeja Maya, un libro que se sigue vendiendo a todo trapo, y otras dos obras más, Viaje a la India yHimmelsvolk. Si esto no fuera poco Bonsels comienza a escribir una serie de artículos apoyando los ideales del régimen nazi entre los que destaca el titulado NSDAP y el judaísmo, donde evidencia una clara postura antisemita, sobre todo en lo que al aspecto cultural se refiere, calificando a los intelectuales judíos como “veneno” debido a su gran influencia y poder cultural prescriptivo. Esto unido una fortuna mayor que la de algunos ministros del Tercer Reich en la que la abeja Maya tiene mucho que decir (les recuerdo que fue uno de los libros de cabecera de los soldados en las trincheras), le  ayuda a obtener un puesto influyente en el Reichsschrifttumskammer, una de las siete cámaras de la Cámara de Cultura fundada por Goebbels para el nuevo régimen.
En 1943 publica Dositos, un libro del que sólo se publicaron un centenar de copias y con un prólogo muy controvertido, donde destaca nuevamente el antisemitismo.
Todo cambia tras la Segunda Guerra Mundial y después de la caída de Adolf Hitler, Bonsels intenta presentarse a los aliados como víctima del régimen nazi, cosa que no cuela. Es incluido en la llamada desnazificación, por lo que sus novelas son prohibidas y su figura queda relegada a un segundo plano.
En 1949, Waldemar Bonsels enferma de linfogranulomatosis (enfermedad de Hodgkin). Al año siguiente, se casa con su última pareja, Rose-Marie Bachofen. El 31 de julio de 1952, Bonsels muere en su casa en Ambach. La urna con sus cenizas es enterrada en el jardín de la casa.



Selección de Boardbooks 2019-2020 (Parte I)

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Hemos pasado noviembre y con diciembre llega la Navidad, una época de consumismo desorbitado. Para que Papa Noel y los Reyes Magos no sólo echen mano de ropa de marca y tecnología variada, un servidor les sigue recomendando regalar libros, que son muy buenos para el alma. Es por ello que aquí llegan la primera de las selecciones de álbumes infantiles, en este caso la de boardbooks o libros de cartón (últimamente también se les llama “toddler books”), una selección que he decidido partir en dos para darle un poco de visibilidad a estos libros para prelectores y primeros lectores (entre 0 y 4-5 años de edad), y que tradicionalmente publicaba en mayo. Como no son tan abundantes como los álbumes convencionales y no se les da tanto bombo en las librerías, conmino a padres primerizos, trabajadores de los jardines de infancia, guarderías y educación infantil, a consultar las selecciones del 2018-2019, del 2017-2018, del 2016-2017 y la del 2015-2016.
Y ahora, unas consideraciones… Como la mayor parte de estos libros suelen ser híbridos entre las categorías de ficción y no ficción, no considero oportuno darle relevancia a dicha división
Siempre intento no dejar ninguno en el tintero, pero si se me olvida alguno, ya saben que pueden apuntármelo o enviármelo (llamada a editoriales).
Como en el resto de ocasiones, señalo aquellos que me han encantado con mis tres estrellas, que son como las Michelín pero en el medio LIJero.
Por último decirles que si quieren ojearlos por dentro, muchos de ellos están disponibles en el instagram de los monstruos en forma de vídeo (como el de la cabecera de este post).
Sin más dilación, ¡he aquí esta primera parte de la selección comentada de libros de cartón!


Virginie Aracil. Las formas del señor Bear / Los colores del Señor Bear. Combel. Empezamos con un par de libros informativos para prelectores y primeros lectores en los que su protagonista, el señor Bear, se dedica a familiarizarnos con el triángulo, el círculo y el cuadrado, el rojo, el verde y el azul, de una manera cercana y utilizando para ello objetos de nuestra vida cotidiana.


Mar Benegas y Neus Caamaño. Hola, mañana. A buen paso.En esta historia cotidiana se nos presenta el día a modo de retahíla y con un torrente de aventuras por delante. Hay que saludar al día, al perro, al abuelo… en definitiva a todo el que se cruce en el camino de un protagonista que está ansioso por descubrir un mundo lleno de sensaciones y experiencias. Pero al final, todo día termina de la misma manera…


Bárbara Castro Urío. ¡A dormir, pequeña ballena! Zahorí Books. De la mano de la ganadora de la categoría Toddler en la última feria de Bolonia, llega un nuevo libro de cartón en el que la protagonista es una ballena que va creciendo conforme va zampando. Un libro ideal para aprender a contar e identificar los colores (dos temáticas bastante utilizadas en este tipo de libros) que termina con un “buenas noches”.


Marta Comín. Abracadabra. Combel. (***) Un cumpleaños, un nieto, un abuelo y una maleta llena de magia. Este es el argumento que Marta Comín, la diseñadora valenciana, utiliza para crear un libro-objeto cargado de sorpresas a base de troqueles, escenas escondidas y juegos de perspectiva. Nunca he sido muy hábil con los trucos de prestidigitación, así que me enamoré perdidamente de él.


Menena Cottin. Doble Doble. Tecolote. (***) Una de los mejores libros de este año que encontré por casualidad en mi librería favorita. Con solo tres colores (rojo, blanco y negro), una serie de imágenes basadas en siluetas bidimensionales, y un giro de 180º, Menena Cottin consigue desplegar un universo mágico en torno a un libro-objeto. Diseño, perspectiva y mucho juego nos hacen soñar a pequeños y grandes sin remisión.


Meritxell Marti y Xavier Salomó. Minino. Combel. Un nuevo libro-serie protagonizado por un intrépido gato se abre camino en las librerías de la mano de dos de los autores más prolíficos en este género del boardbook. En la luna o bajo la lluvia, Minino es un felino muy dicharachero que es capaz de moverse entre las páginas gracias a un sistema de lengüetas móviles. Seguro que lleva la alegría a sus casas y seguro que llegarán nuevos títulos en breve.


Pep Molist y Mandana Sadat. La reina de la noche. Ekaré.Si en el de Mar Benegas y Neus Camaño se nos presentaba el día, le llega el turno a la noche, un espacio que generalmente se simboliza desde ciertos sonidos e imágenes. Es así como los protagonistas de este libro, padre e hijo, intentan llegar a casa antes de que se cierna la noche sobre ellos con una buena dosis de imaginación. Inspirado en el poema Erlkönig, de W. J. Goethe, tiene un puntito muy hermoso para dormir y, sobre todo, soñar.


Estrella Ortiz y Nuria Gallardo. Cinco lobitos. Libre Albedrío. (***) Con una canción rimada de toda la vida, las autoras nos sumergen en la primera infancia con este boardbook sencillo y muy hermoso donde las imágenes en tela son simbólicas y certeras (seis escenas son suficientes para encandilarnos). Toda una delicia que muchos se hartarán de contar y cantar en los próximos meses.


Antonio Rubio y Óscar Villán. Juego de letras. Kalandraka. (***) Uno de los libros más hermosos, lúdicos y divertidos de este año que termina. En él, los autores de la colección De la cuna a la luna nos proponen un viaje por el diccionario conducido por una simpática oruga que, a base de abrir y cerrar solapas nos presentan rimas que beben de lo estrambótico y el sinsentido. ¡Si se les ha pasado por alto deben acudir a su librería más cercana!



Antonio Rubio y Óscar Villán. Frutas / Animales. Kalandraka. Dos nuevos títulos para hacer más grande la colección de la cuna a la luna, una serie de libros con mucha rima y pocas palabras (no se crean que esto es fácil de conseguir…) altamente necesaria en cualquier biblioteca para prelectores y primeros lectores. En este caso, sus geniales autores rinden un tributo a los animales y las frutas. No se los pueden perder.


Nicola Slater. ¿Dónde está mi jersey? Combel. Ahora toca una historia de despistes y mucho humor en la que a base de pestañas que se abren y se cierran vamos descubriendo un montón de animales que acompañan al conejo protagonista en la búsqueda de un jersey que a saber dónde está. Buenas dosis de humor y aspectos lúdicos se combinan en una narración entrañable.


Britta Teckentrup. Mi pequeño zorro/ Mi pequeña ardilla. Picarona. Respetuosos con el medio ambiente, estos libros de la aclamada Britta Teckentrup pone su mirada en la vida de algunos mamíferos que salen de sus madrigueras. En su deambular tropiezan con otros animales y situaciones que bien merecen un poco de atención por parte de los futuros lectores, siempre empáticos y sorpresivos.


Katrin Wiehle. Mi gran océano. Lóguez. Una vez más hay que hablar de esta magnífica colección dirigida a los prelectores. Con el mundo natural por bandera e impresos en carton 100% ecológico, Katrin Wiehle se centra esta ocasión en el mundo submarino. Ballenas, tiburones, medusas, caballitos de mar, cangrejos, focas… Un sinfín de seres que habitan uno de los medios más diversos y amenazados de nuestro planeta, en el que merece la pena bucear y, sobre todo, respetar.


Giovanna Zoboli y Philip Giordano. Cuando el sol despierta. Libros del Zorro Rojo. (***). Si hemos tenido un libro sobre el día y otro sobre la noche, ahora nos toca terminar esta tanda con un libro que combina ambos periodos. Con una serie de escenas protagonizadas por animales u objetos, los autores nos hablan de una dicotomía básica a través de frases sencillas e imágenes de líneas sencillas, formas planas y tintas medias. Un libro muy hermosos y con gran calidez visual muy evocador y poético.

De la existencia

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Hay muchas formas de existir. Unos existen a base de redes sociales (me llama mucho la atención este tipo, pues denota muchos complejos no resueltos), otros gracias a sus hijos (¿Se han dado cuenta de la cantidad de padres que existen a costa de sus hijos? Me resulta bastante llamativo teniendo en cuenta que la crianza consiste en proporcionar independencia y no restarla), los del aula de al lado existen gracias a nosotros (¡La de veces que nos acordamos de ellos mientras los gritos de su clase interrumpen la nuestra…!) y nosotros por ellos (“Quejicas” nos llaman…).
Hay gente que existe a conciencia (les aviso de que es bastante peligrosa pues tiene poco miedo al fracaso) y otra que existe muy de vez en cuando (véanse aquellos que viven a la sombra de sus iguales, los que están inmersos en el trabajo o los siempre apocados).


Muchos convendrán que mejor existir en vez de no hacerlo, aunque en ciertas ocasiones deseemos desaparecer de la faz de la tierra para no aguantar a la cantidad de hijoputas que se agolpan en tu puerta. Otras veces quieres ser grande y hacerte visible, existir eternamente, sin impedimentos o contratiempos (empiezo a entender las razones sobre el poder y la fama aunque no las ponga en práctica).
También les confieso que hoy, lunes aciago, me he dado cuenta de que no soy lo suficientemente existente (ya saben que los monstruos inofensivos, poco importamos). ¿Deberé hacer algo? Con urgencia o sin ella, lo intentaré. A mí modo, por supuesto, que ando algo cansado de palabras vacías y amaneramiento vago. Que una cosa es pasar y otra desvanecerse.


Y con tanta existencia (e insistencia) llegamos a Petra, un álbum de Marianna Coppo editado este otoño por Juventud y que nos habla precisamente de todo esto. Del ser, el estar y el parecer desde el punto de vista de una ¿piedra? (Permítanme los interrogantes porque a estas alturas del libro me entran ganas de dudarlo), nos trasladamos al propio devenir, uno que se hace cuesta arriba cuando interiorizamos esa pregunta mínima: ¿Y yo? ¿Qué soy?
Desde el desenfado, ilustraciones algo disyuntivas pero siempre complementarias, y la estética siempre limpia de la autora, se nos presenta una historia muy abierta donde se ponen sobre la mesa diferentes aspectos del existencialismo (¿Podría definirse como un álbum filosófico? A lo que yo contesto: ¿Y cuál no?). Un libro que dará mucho juego no sólo a la hora de plantear manualidades (pintar rocas, buscar nuevas aplicaciones a los objetos o tunearlos), sino en el momento de pensar en nuestra existencia, que al final, es de lo poco que nos queda.



¡Mama, yo quiero un tractor!

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Cuando empecé en esto de los libros para niños a principios del milenio, visitaba multitud de centros de profesores. Iba de un lado para otro hablando de las bondades de la lectura, sugería títulos, compartía experiencias y enseñaba actividades sencillas. Docentes, animadores de lectura, narradores orales, madres y padres nos sentábamos alrededor de los libros y conversábamos. Fue una época muy bonita de la que germinó esta casa de monstruos que ustedes pueden disfrutar estos días.
Oía de todo. Anécdotas inverosímiles y chascarrillos de lo más variopinto. Recuerdo unas jornadas sobre la lectura en un centro de profesores de un pueblecito de la Sierra de Alcaraz y Segura, a las que acudieron dos maestros, una chica jovencita y un cuasi-sexagenario, que desempeñaban sus trabajo en un colegio rural agrupado (CRA, para los del gremio) que contaba con una decena de niños.


En cierto momento de la tarde hablábamos del contexto de la lectoescritura, una cuestión en absoluto baladí para desarrollar el gusto por la lectura. La pareja se arrancó. Ellos se dedicaban al público agreste, sus alumnos no estaban muy familiarizados con la vida urbana que a estas alturas de la vida exhibían la mayoría de los infantes. Lo suyo era el mundo animal, la pesca y la caza, la recogida de la aceituna, el tiempo de las setas, las verduras silvestres y la huerta de temporada. Estaban embebidos en un ecosistema muy particular al que los libros de texto estaban ajenos, y se las veían negras para que hacer atractivas las primeras lecturas de estos chavales.
Sabían muy bien a lo que se referían. Estaban muy implicados en que las criaturas aprendieran. Habían echado mano de las famosas maletas que se utilizaron en las Misiones Pedagógicas y otras muchas estrategias que merecieron nuestro aplauso, pero sin lugar a dudas lo que más nos llamó la atención es que ellos habían desarrollado todo un sistema de alfabetización basado en catálogos de maquinaria agrícola e instrumentos de caza y pesca. Tractores, cosechadoras, rifles y cañas de pescar eran las primeras cartillas de lectura de sus alumnos que, apasionados por todos estos artilugios, buceaban por vez primera en el universo de las palabras. El resto de participantes empezamos riéndonos, pero poco a poco nos dimos cuenta de que habían sido muy certeros en la elección: nada como una pasión para desatar otra.


Y con esta anécdota me voy al álbum de hoy, uno que me ha encantado, no sólo porque después de aquello he constatado lo que es trabajar durante años como maestro rural (¡Lo que aprendí yo de rehalas y venados!), sino por ser un título necesario a la hora de abrirnos los ojos acerca de los sentimientos encontrados en la dicotomía campo y ciudad a la que tanto acudo en mis post. Y es que Tractor viene conmigoun álbum de Finn-Ole Heinrich, Dita Zipfel y Halina Kirschner que ha sido editado en español por TakaTuka, es un canto al pensamiento rural que seguramente muchos de nosotros no entienda, pero que sí apoya a otros muchos que necesitan lecturas más campestres y agrícolas.
Algunos lo llamarían un “slow-book” por eso de apostar en los modos de vida tranquilos y sosegados del mundo rural. Otros hablarán de él en tono de alegoría y denuncia social (¿Por qué vivimos empeñados en denigrar las maneras campestres?). Y yo veo en él la mirada de un niño que se empeña en vivir junto a su mejor amigo a pesar de todo.



Selección de libros informativos 2019-2020 (I)

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Si la semana pasada hacía pública la primera parte de la selección de boardbooks o libros de cartón de este curso, este jueves le llega el turno a la selección de álbumes informativos, unos libros que suscitan cada vez más interés en entornos académicos y especializados. Llenan talleres, charlas, ferias de novedades y sobre todo, estanterías. No hay librería o biblioteca que se precie que no haya empezado a dedicar una sección a los también llamados libros de conocimientos (les dejo AQUÍ las selecciones de cursos pasados, para que se internen en ellos).
Aunque me comentan que han empezado a tomar fuerza desde hace unos años y no queda editorial que al menos dedique un título de su fondo a este género de la no ficción, todavía hay muchos monstruos que no los conocen, por lo que debemos animarnos a recomendarlos y regalarlos (una opción inmejorable para las fechas que se avecinan) y hacerle frente a la omnipresente y siempre socorrida internet que tantos disgustos acarrea a la hora de obtener información contrastada y fiable.
He aquí algunos de los libros de conocimientos más interesantes de estos últimos meses. Esta vez, excepto un par de títulos, he dejado a un lado aquellos libros que pasan por híbridos entre ficción y no ficción (los suelo incluir en reseñas ad hoc) y los libros informativos para bebés y primeros lectores (que son la mayoría debido al público al que se dirigen) siendo incluidos en la ya citada selección de boardbooks.
Como en otras ocasiones, señalo con tres asteriscos (***) aquellos libros que más me han gustado por diferentes razones, entre las que destaca la idea (denoto cierta repetitividad en lo que a temáticas se refiere… Animales, naturaleza, biografías o fisiología humana, siempre están presentes… ¿Acaso no hay campos de estudio que no se han tratado todavía?), el formato, la edición o la ilustración.
Como curiosidad cabe destacar la notable presencia de libros que tratan los problemas del medio ambiente, como el cambio climático, la contaminación y la extinción de especies (¿Habrán sido inspirados los autores por esa “Climate Change Star” llamada Greta Thunberg?)
Como siempre, enviar mi agradecimiento a las editoriales, a aquellos que la lean y a todos quienes la compartan. ¡Y no olviden elegir sus favoritos!


Gaïa Stella. Todas las cosas. Un libro de primeras palabras… y algo más. Patio. Empezamos con tres libros para observar el entorno… En este primer imagiario (N.B.: ¿Alguna vez he explicado que es este palabro? Prometo hacerlo en breve), su protagonista, Olga, no enseña todo tipo de enseres, mobiliario y apechusques (una palabra muy manchega) que hay en su casa. Como es tan considerada, también las ha puesto en orden utilizando una peculiar taxonomía (cosas que proporcionan calor, cosas que se pierden, o cosas que nos enseñan el paso del tiempo). Un libro para observar, buscar y ampliar vocabulario de los prelectores tomando como excusa el hogar. Y a todo esto, ¿quién es Olga? Llega hasta el final y descubreló.


Tom Schamp. El libro más bonito de todos los colores. Combel. [***] Estoy enamorado de este libro. No sé muy bien por qué pero el caso es que cada vez que me pierdo en cada una de sus coloristas y divertidas escenas, se me dibuja una sonrisa en la boca. Si además de ello añado que he aprendido montones de cosas con él (que sí, que los mayores también nos queda mucho que aprender), como por ejemplo que la caja negra de un avión es de color naranja, que el maillot blanco es siempre para el corredor más joven, o que la pista del Roland Garros es de polvo de ladrillo. Si a todo ello le añadimos montones de personajes de cuento (metaliteratura se llama) y montones de cosas más coloristas, es obligatorio seguir a Otto y León en sus andanzas.


Eugenie Doyle y Becca Stadtlander. Buenas noches, granja.Errata Naturae. Cuenta la autora de este bello álbum que “Cada invierno, cuando cesa el trabajo en la granja, escribo una carta a los niños de una clase de tercero y cuarto de primaria. Les cuento cosas sobre nuestras gallinas, las semillas que hemos comprado, las reuniones de granjeros a las que asistimos, los arces azucareros de los que extraemos la savia y las plantas que cultivamos en el invernadero.” Esa es la idea de la que parte un libro en el que se nos narran las actividades que se realizan en una granja durante el otoño, pues toca prepararse para el invierno. Cubrir los campos, resguardar las colmenas, preparar la leña… Un libro de bellas imágenes que dará las buenas noches a los lectores más campestres.


Alex Nogués y Miren Asiain Lora. Un millón de ostras en lo alto de la montaña. Flamboyant. [***] Como profesor de ciencias naturales no podía dejar de destacar uno de los pocos álbumes informativos que pone su empeño en ensalzar las ciencias geológicas, una disciplina minoritaria y denostada por muchos. En este libro el geólogo, y escritor (muy bueno, por cierto) Alex Nogués, se dedica a abrir el mundo de la paleontología a ojos de los lectores, explicando algunos de los entresijos sobre la ubicación de los fósiles, cómo se forman y cuáles son los más frecuentes. Acompañado de las ilustraciones de una prometedora Miren Asiain Lora, urde un bonito y sencillo álbum sobre ostras de otras épocas y tiburones extintos.


María Emilia Beyer y Franz Anthony. Luz propia. Un libro sobre seres que brillan. Océano-Travesía. [***] Y ahora toca zoología… Este libro es una de las sorpresas de la temporada. Con formato en acordeón y dirigido a prelectores y primeros lectores, nos presenta a ocho de las especies de seres bioluminiscentes que viven en el planeta. Y es que este libro de pequeño formato también puede funcionar a modo de lámpara de noche gracias al barniz fosforescente que muestra los patrones de luz que utilizan estos organismos para sobrevivir, comunicarse y defenderse, al mismo tiempo que da las buenas noches a los pequeños lectores.


Guénolée André y Gaëlle Lasne. Nidos increíbles. Koala Ediciones. [***] Ya les dije que era muy pajarero, no sólo por los muchos que llenan mi cabeza, sino por fijarme en los que anidan sobre los árboles y en los aleros. Los nidos de las aves siempre me han encandilado, no sólo por ser verdaderas obras de ingeniería hechas a base de restos vegetales y animales, fibras o barro, sino porque muchas tienen formas fascinantes. Es por ello que este libro que nos presenta los nidos de 38 aves como el quetzal, el tejedor o el cucarachero, me resulta tan interesante. Y si además va acompañado de solapas móviles que ahondan en el juego del descubrimiento, mejor que mejor.


Yago Partal. ZooPortraits.Retratos animales. Libros del Zorro Rojo. [***] Moses, el león con chaleco, Nayna, la guepardo rockera o Oumar, el chimpancé rapero, son algunos de los más de setenta personajes animales que llenan este libro (¿O quizá podríamos llamarlo álbum de fotos familiar?) donde la fauna del planeta es la protagonista. Mapas de distribución, nombres científicos y características conviven con un proyecto que aúna moda y conservación animal pues algunos de estos animales están en peligro de extinción y otros son objeto de experimentación. Todos ellos no sólo miran al objetivo del autor, sino también a nosotros.


Marije Tolman y Jesse Goossens. Zoolibro. Curiosidades animales. Ekaré. El mundo animal está lleno de seres maravillosos con cualidades muy peculiares. Que si los gorilas con su fobia al agua, los flamencos y el origen de su color rosado, algunas aves parlanchinas… ¡Vamos que no nos falta de na’! Un libro para ávidos lectores que quieran conocer de primera mano a las curiosidades de mamíferos, reptiles y anfibios para quedarse con la boca bien abierta. Todo ello aderezado con las ilustraciones de una de mis artistas favoritas.


Colección Van Berkley y María Carmen Soria. Zoología ilustrada.Mosquito. Este es un libro especial. No les extrañe pues nace de la colaboración entre la editorial y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, depositario de las 6000 láminas que componen la colección del holandés Van Berkhey, un artista y naturalista del siglo XVIII. Un servidor, que ha contemplado algunas de las imágenes originales de dicha colección (hace poco hubo una exposición en el Real Jardín Botánico), les dice que este viaje por la fauna de los cinco continentes merece la pena. Si además añadimos los textos divulgativos de Carmen Soria y un grupo de láminas enmarcables, la cosa es de traca.


Tchoukriel, Emmanuelle y Aladjidi, Virginie. Bellezas de la naturaleza. Faktoria K de Libros - Kalandraka. Seguimos hablando de las formas de vida de nuestro planeta con otro título de esta pareja de autores que tanto bueno han hecho con sus inventarios ilustrados. En esta ocasión tenemos otro imagiario con más de 450 láminas de animales y plantas que habitan el planeta Tierra. Un regalo para cualquier persona, grande o pequeña, que guste de conocer y admirar las criaturas de nuestro entorno, conocer algunos datos sobre ellas y fomentar su conservación.


Yuval Zommer. El gran libro del mar. Juventud. Del mismo autor de El gran libro de los bichos y El gran libro de las bestias, llega a las librerías un nuevo título que se centra esta vez en los ecosistemas acuáticos. Montones de peces y curiosidades sobre moluscos, artrópodos, equinodermos y un sinfín de especies marinas se agolpan en sus páginas a todo color. Con curiosidades, pinceladas de humor e incluso juegos de búsqueda, este libro es ideal para futuros submarinistas, o en su defecto, aficionados a las olas y la arena.


Lucy Letherland y Emily Hawkins. Atlas de aventuras. Océanos. Flamboyant. Continuamos con otro libro que explora los océanos, y no es de extrañar pues el gran azul esconde numerosos secretos que ni en otros dos mil años podremos descubrir. Tiburones, ballenas, delfines, peces espada, boquerones, anchoas, merluzas, tortugas, plancton microscópico, algas, cangrejos… Cientos de especies se agolpan en un ecosistema de lo más variado. El agua bulle de vida y debemos saberlo.


Patrick George. Rescate Planeta. Juventud. Continuamos con libros sobre la conservación (o mejora, que hay algunos aspectos en los que se hace difícil la marcha atrás) del buen estado planeta, concretamente con uno dirigido a los pequeños lectores. En este se recogen una serie de preguntas referidas a diferentes problemas. ¿Qué debemos hacer para mantener el aire limpio? ¿Y para que el agua potable siga siendo abundante? ¿Y para producir menos residuos? Además de responderlas se recogen acciones sencillas que procuren un medioambiente digno para las generaciones venideras.


Martin Jenkins y Tom Frost. Peligro.Un mundo de especies amenazadas. Océano-Travesía. Nuestro progreso está acabando con el hogar de cientos de especies de animales. La deforestación, la desertización, la caza y el calentamiento global han puesto en peligro a montones de especies de animales. El orangután, el okapi, el panda gigante y la ballena azul son algunas de las treinta especies en peligro de extinción que recoge este libro. En este libro de gran formato podrás conocer dónde viven sus poblaciones, los ejemplares que quedan, de qué se alimentan, los problemas que les acucian y mucha más información que nos servirán para acercarnos a ellas y desarrollar nuestra empatía para conservarlas.


Yayo Herrero López, María González Reyes y Berta Páramo Pino. Cambio climático. Litera Libros. El primer libro sobre el cambio climático de esta tanda tampoco tiene desperdicio. Con un formato mayor que el primero, se adentra en las causas históricas que han producido el cambio climático, entre las que destaca los cambios en los modelos productivos y económicos que sucedieron desde la Revolución Industrial. Tampoco se olvida de las consecuencias observables a día de hoy ni de lo que podemos hacer para paliarlas. Un libro que ayuda a comprender mejor el gran reto del siglo XXI.


Marc ter Horst y Wendy Panders. Palmeras en el Polo Norte. Todo lo que necesitas saber sobre el cambio climático. Siruela. [***] Como biólogo que soy les diré que todo quisqui habla del cambio climático, pero les diré que no todo lo que dicen es cierto (que el mundo no se acabará, aunque nuestra especie salga de las peor paradas). Es por ello que necesitamos una mirada objetiva sobre el tema, algo que nos ofrece un libro como este en el que se nos habla de glaciaciones, de extinciones masivas, de contaminación, de volcanes, icebergs y un montón de cosas más que nos harán pensar en si merece la pena ponerse manos a la obra para que esto no vaya a más.


Raül Hurtado, José Ibáñez y Claudia Mosquera. Paremos la invasión. Que el plástico no nos domine. Andana. Continuamos con álbumes sobre residuos, concretamente sobre la invasión de los plásticos (Este libro habría que regalarlo en los supermercados). Acompañando a Greta y Aldo, los protagonistas de esta historia, sabremos cómo llegó el plástico en nuestras casas hace 150 años para facilitarnos el día a día, y cómo su ingente producción y el consumo desproporcionado  de productos de un solo uso, está generando toneladas de plásticos que acabarán con muchas de las formas de vida de nuestro planeta si no ponemos remedio. ¿Les ayudamos?


Victoria Furze. Hogar. Vegueta. Una tortuga laúd nos cuenta su historia en mitad del océano, cuyo azul se ve empañada por la aparición de unos seres extraños. Nos fijamos y nos damos cuenta que son bolsas de plástico que se precipitan en el fondo marino. Es la cruda realidad de un ecosistema que se está viendo alterado por los seres humanos gracias a las toneladas de plásticos que depositamos en él. Una historia triste y oscura en la que todos debemos concienciarnos, sobre todo porque los océanos no son sólo el hogar de muchas especies marinas, sino que también forman parte de una casa llamada Tierra.


Raidt, Gerda. Basura. Todo sobre la cosa más molesta del mundo. Lóguez. [***] Cada día que pasa hay más basura. Esta es una realidad a la que no viven ajenos los niños y por ello necesitamos libros que, como este, expliquen dónde van los desperdicios, cuándo los recogen los camiones de la basura, por qué viajan alrededor del mundo, e incluso por qué se mueven velozmente por el espacio. Eso sí, después de saberlo, no olviden que nosotros podemos cambiar este panorama con pequeñas aunque grandes acciones.


Marie G. Rohde. S.O.S. Monstruos verdaderos amenazan al planeta. Zahorí Books. En este libro que se mueve entre la ficción y la no ficción, se nos presentan unos monstruos extraños que están atentando contra el planeta Tierra. El Basurokong, el Esmogodón, el Grasodonte o el Urbanosauro son seres cuyo modus vivendi es capaz de llenar todo de basura, cambiar la calidad del aire que respiramos, llenar todo de hidrocarburos o construir sin ton ni son. Invenciones mitológicas actuales que explican de un modo distendido los problemas reales que está sufriendo nuestro planeta. ¿Quién será el encargado de meterlos en vereda? No te pierdas este catálogo moderno de yokaï ambientales.


Monika Vaicenavičienė. ¿Qué es un río? Océano-Travesía. Para terminar la tanda de medio ambiente propongo dos álbumes sobre el agua y su relación con el hombre. En este álbum poético y a caballo entre a ficción y la no ficción, su premiada autora nos traslada la idea de que un río puede ser muchas cosas. Una historia, un acertijo, un camino o un hilo son las metáforas de las que una abuela se sirve para hablar a su nieto de la importancia que las corrientes de agua tienen en nuestra vida, en la literatura o la historia. A través de hermosas imágenes este libro nos cuenta lo que el agua representa para el ser humano, para la naturaleza, cómo se origina, de dónde vienen los nombres de los ríos, su flora y fauna.


Charlotte Ager. La gente y el mar. Avenauta. El ancho mar es un lugar lleno de misterios. Su extensión, su color cambiante, la línea del horizonte, las criaturas a las que da cobijo… Todo en él es una incógnita. Tanto es así que inspira una enorme cantidad de sensaciones y emociones. Esperanza, oportunidad, deseo, miedo, descubrimiento, pérdida… Es por ello que la autora de este libro se interna en las formas que distintos pueblos y culturas se han relacionado con él.



Cristina Junyent y Cristina Losantos. El cuerpo humano por dentro / El cuerpo humano por fuera. Combel. Empezamos con anatomía y fisiología humanas…He aquí un tándem de libros sobre los entresijos del cuerpo humano. Mientras que el uno va dedicado al medio externo y cómo participa este en la buena marcha de nuestra salud, el segundo dedica sus esfuerzos a explicarnos como se mueve la maquinaria interna del organismo. Procesos de digestión y respiración, el transporte de sustancias, cómo pensamos, la importancia de la higiene, la dieta y el deporte son muchos de los conceptos que deben aprender los infantes. ¡Que no se crean que no es poco!


Jennie Maizels y William Petty. ¡Abra-cadabra, que tu cuerpo se abra! Andana. [***] Tras muchos años ausente de las librerías, este álbum informativo pop-up ha re-aparecido en las estanterías de las librerías. Es un libro con mucho éxito entre los primeros lectores, no sólo porque está lleno de contenido y engranajes de papel (A ver si me hago con un ejemplar y lo incluyo en mi monográfico sobre libros móviles), sino porque tiene un toque muy desenfadado. Que se lo digan a bibliotecarias y libreros, ¡que se han hinchado a prestarlo (también a ponerle celo) y a venderlo!


Philippe Nessmann, Régis Lejonc y Célestin. En todos los sentidos. Librooks. Seguimos con el cuerpo humano, esta vez con los órganos de los sentidos. ¿Qué es y para qué sirve exactamente un receptor? ¿Hay distintos tipos de receptores? ¿Ven los animales de la misma forma que nosotros? ¿Cómo es el ojo humano? ¿Y el oído? ¿Cuántos sabores hay? Las respuestas a estas preguntas y muchas más las encontraremos en un libro de excelente factura gráfica y un toque de humor que nos acerca a los cinco sentidos… ¿Cinco? ¡Ups! Creo que hay alguno más…


Lucía Zamolo. El rojo es bello. TakaTuka. [***] Cada vez que una de mis alumnas abre la boca quiere ir al baño, me echo a temblar. No por mí ni los demás, sino por ellas. Se azoran de tal manera para enmascarar un hecho tan natural como la menstruación, que consiguen trasladarme sus miedos y preocupaciones. He decidido que este año este va a ser el libro de lectura volante para los de 1º de E.S.O., por una sencilla razón, la de quitar el estigma social a la temida regla. Por fin tenemos un libro que se preocupa de los tabúes que la rodean, de las barbaridades que se dicen al respecto. Con datos históricos y científicos, la autora crea todo un discurso en formato híbrido a caballo entre diario personal, bloc de apuntes y álbum informativo que no tiene desperdicio.


Françoise Laurent y Sébastien Chebret. 9 meses, 1 bebé.Tramuntana. Este año estoy siguiendo más de un embarazo y les puedo asegurar que es una experiencia de lo más inquietante a la par que enriquecedora. Es un tema natural del que hay que hablar abiertamente a los pequeños lectores. ¿Cómo ocurre la fecundación? ¿Qué diferencia hay entre la natural y la in vitro? ¿De dónde vienen los gemelos? ¿Y los mellizos? ¿En qué consiste la cesárea? Todas estas cuestiones y muchas más hallan sus respectivas respuestas en un libro con abundante material gráfico, mucha sencillez y una amplia sonrisa.


Kaia Dahle Nyhus. El mundo dijo sí. TakaTuka. [***] En la categoría de historia tenemos un libro que me recuerda a esas clases en las que hablo de los comienzos de la Tierra y los seres vivos en ella. De cómo se formó el universo y la materia, del origen del sistema solar, de la composición primigenia de la atmósfera reductora, de la aparición de las primeras formas de vida… Una historia necesaria para entender de dónde venimos, quiénes fueron nuestros antepasados y, sobre todo, hacia dónde nos dirigimos. De eso y mucho más trata este libro que de forma gráfica y sencilla nos habla de tantísimas cosas, que lo creo imprescindible en cualquier biblioteca.


Rosa Navarro Durán y Julio Fuentes. El gran libro de la mitología. Montena. Y ahora, literatura… El universo de la mitología griega es bastante intrincado… Todos los dioses parecen estar emparentados entre sí y sus leyendas parecen solapadas. Por si esto fuera poco, aparecen los romanos en juego y les cambian el nombre a muchos de ellos. Todo un lío que la catedrática Rosa Navarro intentará aclarar a los jóvenes lectores que se interesen por esta temática tan apasionante seleccionando unas pocas leyendas que condensan la esencia de esta disciplina.


Jimmy Liao. Si no te gusta leer, no es culpa tuya. ¿Leer o no leer? Ese es mi problema. Barbara Fiore Editora. [***] En este primer álbum informativo del laureado Jimmy Liao, se recoge una irónica reflexión sobre el mundo de los libros y la lectura. Es así como el autor invita al hijo de un librero en crisis y a sus amigos a debatir sobre la belleza de las palabras y el placer de leer en torno a personajes literarios y sus escritos, sin dejar de lado el eterno dilema: ¿Leer o no leer? ¡Esa es la cuestión! Un tributo al mundo de las letras y su necesidad en la formación de las generaciones futuras, como fuerza generatriz para descubrir al ser humano.




Louise Lockhart. Gran inventario del arte. Patio. [***]Como los amantes del arte necesitaban también su dosis de informativos, aquí traigo un imagiario en el que perderse y que seguramente hará sus delicias. Pasearán entre pinturas rupestres, arte mesopotámico, grafitis, momias y castillos medievales, arquitectura contemporánea, joyas de la pintura barroca y renacentista, obras maestras del impresionismo, ingenios cinematográficos y un montón de referencias artísticas más, en dobles páginas con escenarios reconocibles y en orden cronológico para tener una visión de conjunto. Una guía imprescindible impresa a dos tintas (me encanta este detalle) con la que poder acercarse a los mejores museos del mundo sin necesidad de moverse del sillón.


Gema Sirvent y Ana Pez. Cinematográfico. Libre Albedrío.[***] Alice Guy-Blanché, la primera directora de cine, es la guía en este filme sobre la historia del séptimo arte. Desde la invención del cinematógrafo de los Hermanos Lumière, hasta el las películas de hoy día, pasando por las estrellas y directores de la época dorada, Gema Sirvent y Ana Pez nos muestran los pormenores del lenguaje cinematográfico en esta sala de papel. Planos, angulaciones, guiones y muchas más curiosidades sobre una disciplina que revolucionó las artes escénicas del siglo XX y XXI. Cuando lo tengan en su poder sólo queda decir: ¡Luces, cámara y acción!



VV.AA. Colección Pequeñ@ y Grande. Mary W. Shelley / Vivienne Westwood / Martin Luther King / Bruce Lee. Alba. No podía faltar en este apartado de biografías sonadas, la colección que bate records en las librerías. Y es que Pequeñ@ y Grande nos trae esta temporada la vida de una gran diseñadora de moda, una atormentada escritora, al gran defensor de los derechos de los ciudadanos negros y a un gran actor de cine de acción, entre otras (creo que también está Ghandi  y alguno más). Todos ellos con ilustraciones de artistas españoles. Un bonito regalo que Papa Noel puede hacer a todo tipo de bibliotecas, incluidas las escolares.


Borja López Cotelo y María Olmo Béjar, alias El primo Ramón. Nuevo Mundo. Isabel Zendal en la Expedición de la Vacuna. Bululú. [***] Les digo de antemano que este libro me ha parecido una delicia, no sólo porque se sumerja en la vida de Isabel Zendal, la enfermera de la Expedición Balmis. Procedente de una humilde familia de campesinos y obligada a criar a su hijo en solitario, esta mujer fue la piedra angular en una misión humanitaria, en un viaje filantrópico y médico alrededor del mundo para vacunar a más de 250.000 niños de los territorios españoles de ultramar. Emocionado de que sus autores y la editorial se hayan encargado de ensalzar la figura de esta mujer y de los 22 niños que la acompañaron, qué menos que invitarles (si pudiera ordenárselo también lo haría) a que incorporen este libro a su biblioteca.


Carmela Trujillo y Javi Hernández. Chavela Vargas. Cuántas luces dejaste encendidas. Libros de ida y vuelta. El segundo número de la colección de biografías de esta pequeña editorial, está dedicado a la figura de M.ª Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, una mujer que no recibió el cariño de su madre, una aristócrata adinerada que no solo la escondía de las visitas, sino que, tras divorciarse, se desentendió de ella y la envió con sus tíos. Los autores se sumergen la niñez de Chavela Vargas, una mujer que siempre tuvo una forma de ser, vestir y vivir demasiado especial, de una manera honda y precisa en un libro que se parece a una de sus pequeñas canciones.


Lily Murray y Ana Albero. Los premios de la gente. Alba. Para terminar este apartado, tenemos el presente libro, un homenaje a cincuenta de las personas que han cambiado el mundo. Un montón de premios para otras tantas personas que han contribuido a engrandecer el universo de la literatura, el deporte, la ciencia, la pintura o la música. Nos ponemos de tiros largos para acudir a esta gala de entrega de premios. Hay nominaciones tan curiosas como la persona más inteligente, el explorador de nuevos mundos, la mujer del espacio, e incluso para el mayor creador de premios. No se pueden perder este libro de biografías que seguro les dejan con la boca abierta.


Cecilia Ruiz. Libro de las muertes extraordinarias. Avenauta. [***] Como ya dije en mi monográfico sobre la muerte en los libros infantiles, estoy enamorado de este, el único álbum informativo sobre la muerte que conozco (categoría ¿“tanatofílica”?). En orden cronológico y con mucho humor negro (ironía que no falte), su autora nos narra la muerte de un buen número de personajes -unos conocidos, otros, no tanto-, y ensalza las extrañas circunstancias que rodearon cada una de sus muertes. Accidentadas, desternillantes, casuales, inesperadas… Cada doble página se encarga de narrarlas una a una y todas te dejan con la boca abierta. Lo he colocado en mi estantería de libros-fetiche y creo que ustedes deberían hacer lo mismo.  


Alejandro Reig y Roger Norum. Migrantes. Ekaré. [***] Cambiamos de tercio para adentrarnos en una historia sobre el tránsito. Desde los albores de la humanidad, el hombre ha estado de aquí para allá, un constante devenir que demuestra nuestra condición de seres migrantes que en cierto modo es causa de nuestra naturaleza animal. Si no nos hubiéramos movido nuestra historia no sería la misma. Entonces, ¿a qué viene tanto lío cuando hablamos de emigración e inmigración? ¿Cuál es el problema? He aquí un libro que se trata este tema desde una perspectiva histórica y social, y abre el debate sobre uno de los fenómenos más controvertidos de la actualidad. Política, conflictos bélicos, racismo, xenofobia, necesidades humanas y miedo en un título necesario.


Felicita Sala. Calle Babel, nº 10. Recetas del mundo para compartir. Edelvives. [***] Seguramente que muchos de ustedes, queridos monstruos, han acudido a una de esas ferias gastronómicas del mundo y se han dejado seducir por el aroma del guacamole, del curry y otras tantas delicias más, ¿verdad? Pues atentos porque tendrán la misma sensación cuando abran las puertas del número 10 de la calle Babel, un edificio habitado por unos vecinos de procedencia muy distinta que nos enseñarán a preparar platos mexicanos, franceses o indios. Este libro es un recetario pero también un canto a los sabores del mundo y al hermanamiento de los pueblos bajo ese techo llamado cocina.


Christian Hill. Qué idea. Invenciones que han cambiado el mundo. Duomo ediciones.[***] Sabemos la historia de algunos inventos es de sobra conocida, pero conocemos el origen dela bicicleta, la calefacción o el lápiz. ¿Sabías que la calefacción se inventó para proteger a unos peces del frío? ¿Y que el lápiz moderno lo crearon los franceses solo para molestar a los ingleses? Estas son algunas de las curiosidades que se recogen en la vida de 18 inventos que han revolucionado nuestro mundo y sobre los que merece la pena indagar, no sólo por creernos detectives del pasado, sino porque nos pueden servir de inspiración de otros futuros. Y con ello ponemos punto y final.




Impacientes pero contentos

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En este mundo que vivimos prima la celeridad. Lo queremos todo de manera instantánea, sin espera y con mucha urgencia. Lo peor de todo es que lo mamamos desde bien pequeños. Los niños ansían que llegue Papa Noel, los Reyes Magos, el Black Friday, su cumpleaños, el del compañero, el carnaval, las vacaciones y la feria de Albacete… Vivimos en un estado de expectación eterno.
Estamos todos como unas maracas, incluido mi sobrino, que sólo saber correr (se ve que no le encuentra mucha miga a eso de caminar…). No tenemos ningún sosiego y desesperamos en el cine y en la sala de espera del médico (¿Habrá ido alguna vez rápida la cosa?) y en la cola de la charcutería (¡Madre, la de fiambre que consumimos!).


Es así como surge el movimiento “slow”, uno que trata de la lentitud y el disfrute. De la comida (que se engorda menos comiendo despacio, oigan), de la bebida y de la piscina (si tengo poco tiempo para nadar no crean que disfruto lo mismo).  No obstante también he de apuntar que la gente demasiado tranquila me pone un tanto enfermo, más todavía cuando dependemos de ellos.
Y con impaciencia, ese mal que nos invade, llegamos hasta uno de los libros que está revolucionando las librerías. No nos debe extrañar, pues La oruga impaciente de Ross Burach y la editorial Lata de Sal, es uno de esos espejos en el que podemos vernos reflejados y echarnos a reír, algo que me encanta de un álbum ilustrado. El argumento es sencillo. Una oruga más que atacada quiere convertirse en mariposa y sigue las instrucciones de sus colegas (como sabrán, lo que toca es fabricar el capullo y dejar que transcurra el tiempo), algo que resultará una tarea titánica para ella.


Se imaginarán el juego que da una historia así y yo les confirmo que es genial por muchos más motivos. En primer lugar porque el autor da con la estructura narrativa perfecta, una que es híbrida entre el lenguaje del cómic y el álbum (podríamos hablar de sketch también), ya que imprime mucho dinamismo a la acción (esa especie de atropello que toda persona impaciente sufre ante una situación de estrés). En segundo lugar es muy adecuado el estilo cartoon y unas tintas vivas que se dirigen sobre todo al público infantil, reclaman su atención y le imprimen un carácter de desenfado y diversión (no todo va a ser trágico e intimista…). Por último decir que me encantan ciertos giros que se dan de forma inesperada que buscan, sobre todo, evitar el didactismo tan manifiesto de muchos libros infantiles y que ensalzan su crítico discurso más allá.
¡Ups, se me olvidaba…! ¿Y la protagonista? ¿Se convertirá en mariposa? Eso sólo pueden descubrirlo si leen de cabo a rabo este fantástico libro que recomiendo a manos llenas.



Disfrutando del día a pesar del oficio

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Comienza la cuenta atrás para las vacaciones de Navidad. Menos mal porque cada día me veo más decrépito y desbaratado. Esto de tanto trajín va a terminar conmigo. Y eso no puede ser, oigan. Hay que cuidarse lo que no está escrito, porque lo más importante es uno mismo. ¡Qué pijo los hijos, los abuelos, los nietos o los alumnos! ¡Yo, yo y yo!
No quiero decir con esto que haya que cultivar el egoísmo o ser el centro del universo, sino más bien el amor propio, uno basado en la autoestima y no en la autodestrucción. Porque les diré que hay gente que se quiere muy poco, y eso no puede ser. Hay que empezar desde bien temprano con los cuidados…


Un buen descanso (de unas 7-8 horitas es más que suficiente), desayunos nutritivos (cuando cuento lo que trago muchos no me creen), algo de ejercicio matutino (unas flexiones, unas abdominales), agua y jabón, cepillo de dientes y ungüentos faciales de calidad (para eso les puedo derivar con ciertas maricremas), ropa elegante (incluido su mejor chándal, que es la última moda), perfume (esto siempre se me olvida aunque siempre piense “Yo sin mi Chanel® no salgo a la calle”) y ¡para adelante!


Dirán que soy esto o lo otro, pero me da igual, creo que no hacen falta ingentes capas de chapa y pintura, tampoco echarse encima montones de billetes, ni siquiera horas y horas de gimnasio, tan sólo preocuparse un poco de lo que se meten en el cuerpo (sólidos, líquidos y gaseosos), de mantener una temperatura corporal constante y un adecuado tono muscular.
Es por ello que hoy quiero detenerme en uno de esos álbumes que da gusto regalarse de buena mañana, pues Profesión: Cocodrilo, un álbum de Giovanna Zoboli y Mariachiara Di Giorgio publicado durante este año por Adriana Hidalgo en su colección Pípala nos habla de eso y mucho más.


En este álbum sin palabras con una estructura narrativa que utiliza elementos del comic, se nos cuenta el día a día de un cocodrilo. Este personaje tiene un modus vivendi envidiable. Su ducha, lo primero. Desayuna bien trajeado con tostada de tomate incluida y periódico en mano. Pasea por la ciudad, observa a un lado, a otro, compra un ramo de flores… Sencillamente, disfruta de la mañana.
En un entorno muy mediterráneo (la luz, las calles, la arquitectura, la gente, me recuerda a Roma o a Sevilla… Es algo que no me extraña teniendo en cuenta la procedencia de las autoras), este cocodrilo da buena cuenta de que la vida es bella. Pero ojo, no es el único, pues sorprendentemente, podemos encontrar a otros animales que se camuflan perfectamente entre la muchedumbre ataviados como personas sin llamar la atención lo más mínimo. ¿Qué juego será este en el que nos internan las autoras?


Todo esto nos lleva a un final ¿inesperado? y con cierta sorpresa que se adentra en el subconsciente del lector y le hace dos preguntas. La primera es si esperaba que el cocodrilo desempeñara otra profesión diferente ¿Quizá detective? ¿Quizá gánster? A veces las apariencias engañan si dejamos volar la imaginación. La segunda tiene que ver con el yo, con lo distorsionadas que son las imágenes de nosotros mismos, también con los anhelos de los demás, cómo nos vemos y cómo nos ven.
Fíjense por ejemplo en mí, muchos dicen que no parezco docente… Será la ropa, será que tengo un coche cani, será que me alejo de la típica pose cultureta… Visitadores médicos, comerciales, peluqueras, dependientes de  supermercado, monitores deportivos, camioneros, cocineros, barrenderos y vendedores ambulantes. Yo sólo sé que cualquier oficio tiene lo suyo y lo mejor es disfrutarlo.

Los mejores álbumes ilustrados infantiles del 2019 / 2019 Best Children's Picture Books

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2019 ha sido un año con montones de nuevos libros infantiles, de nuevas historias con las que disfrutar. Y aquí estoy, otra navidad más seleccionando un puñado de estos álbumes en “los mejores del 2019” (N.B.: Cuando terminen esta selección pueden ver también los mejores del 2018, los mejores del 2017, los mejores del 2016 o los mejores del 2015, entre otros) una dura tarea, no sólo porque entra en juego el verbo escoger, sino porque muchas veces parece que sólo quedan estos y no es así.
Antes de empezar y como siempre, les recuerdo unos criterios de selección que siempre ayudan a entender el porqué de la presencia de unos libros y no de otros. A saber:
2019 has been a great year for new children’s books, new stories to enjoy. And I am here again selecting some of this books in “2019 Best Picturebooks", a hard decission because of two reasons: the verb “to choose” and a lot of picture books that are out of it.
Once again, I remind you my own criteria to elaborate this list:

- Seleccionar obras editadas por primera vez en castellano durante el 2019 (Este año, por tercer año consecutivo, he decidido abrir un hueco final para las re-ediciones y nuevas ediciones de obras ya publicadas en nuestro país).
- Select works published for the first time in Spanish during 2019 (I include a little space for reissues at the end).
- Seleccionar obras con aceptación entre el público infantil (¿de qué me sirve darles opciones que no les van a gustar a sus hijos, sobrinos o nietos?..., creo firmemente en las ilustraciones de calidad, en las historias hermosas, interactivas, con mucho humor, poéticas, con éxito… ¡Hay que ser práctico!).
- Select works with acceptance among children (I prefer giving you options that are going to like children, nephews or grandchildren -not to parents, aunts or grandparents, obviously...- I firmly believe in great illustrations, beautiful stories, humorous, meaningful and successful ones ... Let’s be practical!).
- Que el listado no supere los 25 títulos, que ya son…- (debe ser variado, pero no una amalgama en la que te vuelvas a perder).
- The list will not exceed 25 titles (It must be diverse, but not a huge mess in which you ever lose).
- Dividirlas en dos grandes categorías: “Primeros lectores” y “Lectores competentes” (ver AQUÍ el porqué).
-  Divide all titles into two categories: "First Readers" and "Competent Readers" (Why? see HERE).
- Combinar títulos patrios con otros foráneos. Este año, la presencia sigue en la misma línea que los anteriores. Aunque es bastante (alrededor de un 20% del total), sigo animando a nuestros creadores y editoriales en la difícil tarea de aupar la LIJ patria, y les doy mi enhorabuena por su dedicación y trabajo.
- Combine Spanish authors with foreign ones. Representing 20% of the total (more or less tan the year before), it's a good quote if we consider the big market they are insert. I encourage Spanish creators and publishers to support our Children's Literature and picture books. Congratulations to all of them!
- Incluir obras cuyas ilustraciones tengan un componente artístico-estético sobresaliente o cuya edición las haga destacar entre las demás (no olvidemos el valor intrínseco de la imagen, el formato y otros aparejos del objeto libro).
- Include works whose illustrations have an outstanding artistic or aesthetic component (Don’t forget the intrinsic value of the image!)
- Incluir títulos de poesía (¡la poesía al poder!), preferentemente originales en castellano.
- Include at least one Spanish poetry work. Long live Poetry!
- Como el año anterior, no incluyo libros informativos. Debido al aumento de este tipo de libros les dediqué una selección propia que se puede consultar AQUÍ y AQUÍ.
- I haven't included informative picture books because I made a selection of these before. You can see HERE and HERE.
-  Un año más tampoco incluyo teatro infantil (¿Me echo a llorar?).
-  I haven't included children's theater books neither (I wanna cry…).
Y así llegamos hasta los mejores libros para niños del 2019, algunos reseñados ya en este espacio y que enlazan con su respectiva reseña, otros por reseñar (perdónenme, pero no dispongo de tanto tiempo…) y algunos incluidos en el espacio de los monstruos en Instagram, enumerados por orden de complejidad lingüística creciente (que no gráfica). ¡Disfrútenlos!
So here you are the best children's books of 2019 in Spain listed in order of increasing complexity. You can also see a lot of them in my profile in Instagram. Enjoy them!


INICIACIÓN TEXTUAL / FIRST READERS






















LECTORES COMPETENTES / COMPETENT READERS





















Tomi Ungerer. Non Stop. Kalandraka.


Luis Eduardo García y Adolfo Serra. Una extraña seta en el jardín. Fondo de Cultura Económica.


REEDICIONES DURANTE 2019






Con los que importan...

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Llegó la Navidad. Comercios hasta la bandera, calles llenas de luces, contenedores llenos de cajas de cartón (sin jamones ni vino, claro), sales de frutas y bicarbonato agotados, pedigüeños en cada esquina… Sí, amigos, se armó el belén de nuevo y nada podemos hacer por remediarlo. Que sí, ya está aquí el Román para poner sobre la mesa la realidad, con sus miserias incorporadas, que la mugre siempre le imprime carácter a las cosas.
No es para menos, señoras y señores, que hay que tomarlo todo con un poco de guasa o si no la seriedad nos amarga el dulce (¡Ay, qué hartura de empiñonadas, anguilas de mazapán y polvorones!). Y es que es difícil en no percatarse de lo hartos que estamos de vivir bien, de tanta sobra (hasta los perros están panzones), de tanto regalo y tanta ostia. Yo me he plantado este año.
De entre todos los virus navideños, el que más enfermo me pone es el de los compromisos, pues no teniendo bastante con bodas, bautizos y comuniones, hacen aparición los ágapes institucionalizados y otras convenciones sociales. ¿¡Qué es eso de de tanto mamoneo…!? Yo quiero estar con los que quiero, con mi familia y amigos (dedos contados que ya me dan bastante faena).


No encuentro el momento de cumplir con gente que no me inspira un aprecio real, que ni siquiera conozco ni me conoce, que son meras coincidencias y casualidades en las que mi capacidad de elección ha tenido poco que decir. No les negaré que me haya metido pocas juergas con compañeros de trabajo y otras obligaciones, pero ha llegado el momento de centrarse.
Que esa vida social tan intrincada que muchos creen tener, ni llena ni enriquece, pues la gente que quiere cumplir con todos, al final parece vaciarse de quien está siempre. Es paradójico como tanto café, tanta cena, tanto viaje, tantos planes y tanta agenda está empobreciéndonos el corazón.
Es por eso que hoy les traigo un libro hermoso sobre los pequeños momentos que compartimos con quienes nos conocen de verdad, o al menos esa es la conclusión a la que he llegado mientras disfrutaba con Tea y Camaleón son hermanos. En este álbum de Koichiro Kashima y María Jose Ferrada, editado este año que dejamos por A buen paso, se habla de muchas cosas, no sólo del estrecho vínculo que existe entre los protagonistas, sino de la necesidad de sentirse cerca, pues entre ellos no hacen falta las obviedades.
Están ahí, en la Gran Nube de Té, en mitad de un concierto, incluso compartiendo la enfermedad. Nos susurran acerca de la familia que no es familia, de los hermanos que no son hermanos. Nos dicen tantas cosas… Que tenemos suerte de estar al lado de otros, que esos instantes son aunque no los veamos, que los busquemos, que no los perdamos… 
Pues son eso: delicada poesía.



Un poco de humanidad por Navidad

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Después de dos meses (incluso más) hinchándonos a turrón, frutas escarchadas y mantecados, ha llegado la Nochebuena, el punto de partida oficial para la Navidad. A muchos nos gusta pero también es cierto que otros tantos detestan estas fiestas.
Hay razones de todos los sabores. A unos se les hinchan los carrillos con discursos sobre el laicismo de estado. Otros echan esgrimen el consumismo para justificar un odio acérrimo hacia esta época del año. Están los del “porque sí”, una razón igual de válida para acostarse temprano y dejarse de marisco y cordero asado. Hay gente que no soporta el dolor de los recuerdos…, de los que están en otro país o de los que no dejaron para siempre.
Hay montones de excelentes motivos por los que aborrecer estas celebraciones, pero el caso es que aunque la gente lo intente con todas sus fuerzas, siempre existen rendijas, mínimos resquicios por los que el llamado “espíritu navideño” consigue colarse (se lo digo yo, que de resistencia navideña sé un rato). Y cuando esto sucede y actúo como espectador, suelo preguntarme: ¿Pero es que la Navidad hace algún daño?
Las respuestas son evidentes… Gastroenteritis, resacas varias, sobrepeso, broncas, divorcios exprés, tratamientos psicológicos y cuestas de enero son los más habituales. Pero también hemos de considerar los beneficios colaterales como los reencuentros, la ilusión infantil, cierta magia, y sobre todo, una pizca de humanidad.


Solidaridad, compasión, fraternidad, unión… Llámenlo como deseen pero el caso es que en Navidad hay un pico de buenas acciones mayor que durante el resto del año (que eso de ayudar al prójimo está muy de moda). No seré yo quien ponga en duda su autenticidad, pues esto de los valores cuenta muchas veces con dobles y triples intenciones (más todavía viniendo de los políticos y otras asociaciones parasíticas), pero lo cierto es que durante esta época hay mucha gente que se apiada de las calamidades ajenas e intentan paliarlas de alguna forma, cosa que es muy loable.
Es así como llego a un álbum donde las tragedias humanas se hacen palpables, pues Migrantes, de la peruana afincada en Palma de Mallorca, Issa Watanabe (editorial Libros del Zorro Rojo), es uno de esos libros sobre una cruda realidad.


Una vez más con encontramos ante un álbum sin palabras, un álbum que nos habla sobre el drama de la migración a través de la sola yuxtaposición de imágenes. En él, un grupo de animales antropomorfos caminan errantes sobre una arboleda yerma con fondo nocturno. Emprenden un largo viaje que se dilata en el tiempo conforme avanzamos en esta secuencia de escenas a doble página. La tierra, el mar, la tierra… Un devenir que parece no acabar nunca.
En él hay que destacar varios puntos que me han resultado interesantes. Primero de todo el fondo negro. La oscuridad se cierne sobre este libro. Es una atmósfera lúgubre, siniestra, solitaria, desconocida, inquietante e incluso macabra. La noche infunde temor ante lo desconocido, ese futuro expectante del migrante.


En segundo lugar, y en contraposición con el punto anterior, hay que llamar la atención sobre el colorido que llena las figuras de los protagonistas. Rojos, verdes, azules, hatillos multicolores..., toda una suerte de tonalidades vivas que además de ofrecer contraste estético y visual, son un canto a la esperanza. Algo que también ocurre con la vegetación de las escenas, que florece y se colorea conforme nos acercamos a un final que cobra vida.


El tercer punto en el que hay que detenerse es la figura de la muerte. Como ya dije en el monográfico sobre libros infantiles y muerte, esta alegoría se mueve a caballo entre las representaciones clásicas y las más coloristas (véase la imagen donde va ataviada con un manto bordado de motivos florales y otro amarillo). Al mismo tiempo no es una mera espectadora, sino que participa de la acción, algo que la humaniza y denota su importancia en los éxodos migratorios.


Aunque existen puntos en los que la narración se quiebra, es una de los libros más hermosos que he encontrado sobre este tema, no sólo porque el formato elegido (el libro-álbum sin palabras) dé paso a todo tipo de interpretaciones y prismas discursivos, sino porque la autora elige una óptica expositiva de la acción que no intenta adaptarse a los mensajes esperados, sino que es más libre y menos sesgado.
Es así como nos vamos llenando de belleza y algo de humanidad.


Los posts más leídos del blog DVLM LIJ en el 2019

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Despedimos 2019 y damos la bienvenida al 2020, un año que según muchos da paso a una nueva década (estrictamente no es así hasta llegar al 31 de diciembre del año que viene, pero bueno), todo sea para  hacer felices a cadenas de televisión y empresas publicitarias.
¿Que cómo ha ido el año? No me voy a quejar, pero ni fu ni fa. El trabajo, sin novedad en el frente. La familia bien, gracias. Los amigos: unos decepcionantes, otros encantadores. El amor, inexistente. Dinero, el justo. Lo más destacable es que he estado en montones de sitios, he empezado alguna que otra nueva aventura, he conocido mucha más gente y he aprendido tela de cosas. Así que sólo le pido al año venidero quedarme como estoy. En todo caso mejor, pero nunca peor. Que yo soy muy conformista.



Respecto a esta casa de monstruos decir que lleva en pie once años, que en breve llegaré a las mil quinientas entradas (Ufff… Demasiada información, ¿no creen?), y que el 2019 ha sido el año en el que me he percatado de que hay mucha gente del universo de la Literatura Infantil y Juvenil que me aprecia y respeta enormemente por este trabajo que hago en pro de los libros y la lectura. A todos ellos, déjenme decirles que el mérito es de todos. En parte mío por poner voz a lo que muchos opinan sobre ciertos temas, o a señalar libros que merecen ser leídos, en parte de todos los que se pasean por este lugar o las redes sociales (como el Instagram de los monstruos, de donde he sacado las fotos que acompañan a este post), y dejan sus “me gusta” y comentarios, que nutren mi ánimo día tras día, le insuflan vida a este lugar y dan buena cuenta que somos muchos los apasionados de la LIJ. Gracias a todos.



Sin más dilación y a pesar de una Navidad que amenaza con liquidarme (creo no ser el único), despido este 31 de diciembre con las entradas más visitadas del año, trece en total, para que puedan echar mano de ellas y leerlas por primera vez -alguna se les habrá pasado-, releerlas o recordarlas.
¡Feliz año nuevo! ¡Sean buenos! ¡Nos vemos en el 2020!

















¡Que empiece el 2020!

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Dice mi amigo el Alfon que somos unos yonquis de la fiesta. Que cada vez que termina una época de mucho lío y diversión, pasamos el mono unos cuantos días. Dormimos fatal, nos empiezan a doler las articulaciones, sale a la luz algún achaque, aparecen orzuelos, calenturas y otras miserias. Vamos, que es preferible sentirnos vivos a estar hechos un asco...
Hay que reconocer que no estamos como a los quince años (canas, arrugas… ya saben), pero seguimos desbordando vitalidad y muchas ganas de dar el callo. No les negaré que debemos retomar los buenos hábitos (mucha agua, dieta sana, algo de deporte), pero nunca dejar que nos lleve el tiempo a su antojo, que cuando no te das cuenta se te va la vida, ¿y luego qué? Pues eso, que se acaba lo bueno. Reír, charlar, querer, jugar y respirar. Vivamos pues. Que luego todo queda en nada. Y cuando todo termine, que nos pille sin miedo, bailando.



No tengas miedo de la muerte

no hace ruido
no huele
no tengas miedo de su escarcha
no sentirás dolor
no habrá nadie
no estarás ahí
no tengas un cajón para el frío
será sólo un segundo

no tengas miedo de la muerte
lindura
somos gusanos dejando hilos de seda
sobre el agua.

Luis Eduardo García.
Te explico esto a tus quince años.
En: Una extraña seta en el jardín.
Ilustraciones de Adolfo Serra.
2018. México: Fondo de Cultura Económica.



De secretos, vocales y otros divertimentos

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Hemos dejado atrás 2019. Comienza la rutina, la cuesta de enero se hace cada vez más empinada, y aquí sigo yo, dando guerra. A pesar de estos males menores, también tenemos algún incentivo… Que si las rebajas (cada vez peores, por cierto), que si la operación biquini (¡Que den comienzo los juegos del hambre!), o que celebrremos algunas efemérides literarias (Gianni Rodari, Miguel Delibes, Isaac Asimov, Ray Bradbury o el Barón de Münchhausen, entre otros).
Por lo que a mi respecta, intuyo que no me voy a aburrir… En el trabajo me hincharán a reuniones inútiles (que no falten de cara a la galería). En lo familiar no nos faltarán temas de discusión y alguna que otra alegría. Los amigos, ídem de lo mismo (me voy a tener que poner en modo celestino o ciertas necesidades se transformarán en conflicto). Y lo demás, como siempre: cagar y envolver.


Menos mal que me dejé unos cuantos títulos con los que entretenerme durante este mes de enero (hay que aprovechar la merma de novedades y dejar florecer algunos libros que se publicaron los meses pasados) porque si no, puedo salir loco. Por ello y sin más preámbulos, centrémonos.
Como ya estamos en la escuela he creído conveniente empezar con lo último de Ediciones Tralarí, un proyecto de autoedición abanderado por Cintia Martín, Consuelo Digón y Nuria de la Iglesia. Esta vez nos presentan El secreto de las vocales, una serie de libros de Esperanza Ortega y Cintia Martín que invita al juego, la sorpresa y la lectura. Partiendo de las vocales como denominador común, esta colección de seis libros integrados en un pequeño estuche, combinan la rima, las cancioncillas infantiles, la imaginería de los cuentos populares y los elementos del pop-up.


En primer lugar estos libros están habitados por brujas, hadas, lobos, dragones, duendes o reyes. Unos seres de cuento encargados de presentarnos las vocales. Me encantan estos aciertos metaliterarios, no sólo porque imprimen cercanía a las obras infantiles, sino porque ayudan a padres y docentes en el proceso de alfabetización de los pequeños. Si añadimos que a la vez que evocan, reinventan y enriquecen estas historias que están grabadas en nuestro niño interior, con un poco de suerte la hebra se puede estirar hasta el infinito y más allá. ¡La imaginación al poder!


En segundo lugar estos cinco secretos y su epílogo se recrean en situaciones cercanas al día a día de los críos. Los medios de transporte, la hora de irse a la cama, los títeres, o las situaciones escatológicas dan un toque de desenfado a estas pequeñas narraciones donde los juegos de palabras y las rimas se hacen patentes. Vueltas y más vueltas a la lengua. Para un lado y para otro, todo suma -incluso las erratas y algún pequeño fallo (pormenores de la autoedición que también tienen su encanto)-.




Por último, les diré que aes, íes o úes están muy bien acompañadas en estos libros donde las ilustraciones son un regalo. Empezando porque los grafemas forman parte de ellas (este alarde tipográfico me ha encantado, no sólo como referencia a los mirones infantiles, sino como recurso estético de primer orden), pasando por las letras tridimensionales que sorprenden al visitante, y terminando por una enriquecida edición (¡Hasta elementos infográficos! ¡Qué maravilla!), puedo decirles que no deben perdérselos.


Y con esto, un estornudo y una tarta de melocotón que tengo en el horno, me despido hasta otro nuevo viaje, que enero bien lo vale.


Sorpresas en mitad de la noche

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Pasar la noche en vela no es plato de buen gusto para nadie. No se crean que el insomnio es un chollo, se lo digo yo que anoche dormí fatal a consecuencia de un resfriado repentino que me ha lacerado las fosas nasales.
Siempre que me sucede algo así, me acuerdo de quienes recogen la basura, también de los sanitarios y sus guardias, de los camareros, los panaderos y otras aves nocturnas. “¿Cómo podrán hacerse vivos?”, me pregunto, pues la alteración de los ciclos circadianos no es que sea muy saludable. ¿¡Y pensar que hace unos cuantos años me pirraba por trasnochar!?


Y es que no sé qué tiene la noche… Encierra cierto misterio, es sugerente y desconcertante,  tiene algo de sorpresa y también de juego. En parte, quizá sean los hábitos infantiles los que tengan la culpa de esas altas expectativas pues cuando somos niños no paramos de escuchar eso de “¡A la cama que ya es hora!”, una cantinela que los padres repiten hasta la saciedad (y con razón, que si no luego no hay quien nos tenga en pie). Así pasa, que llegamos a la adolescencia y a tenor de las buenas dosis de vigilia, juerga y alevosía que nos gastamos por decisión propia constatamos que algo de todo eso era cierto, pues la noche a veces te deja boquiabierto.
Que sí, que por la noche todos los gatos son pardos y las experiencias a altas horas de la madrugada pueden ser muy gratificantes (¡Hay de cada personaje y situación…!), pero llegamos a un punto en que las sorpresas van disminuyendo y tanto la noche como el día quedan a la par en lo que a excitación y estimulación se refiere, y empieza a ganar el cansancio (No me vayan a negar que los domingos, e incluso los lunes a ciertas edades, son bastante duros después de una buena juerga).


Y con esto, llegamos a ¿Qué hacen los padres por la noche?, un libro escrito por Thierry Lenain,  ilustrado por  Barroux y publicado por la editorial BiraBiro, que se adentra en los deseos infantiles, en esos anhelos de la infancia por descubrir qué entraña la oscuridad, una etapa del día que ella invierte durmiendo pero en la que sus padres hacen otras cosas. Quizá jueguen a los indios o puede que a ver las series más divertidas de la televisión. Ella fantasea hasta la extenuación, va subiendo el tono de sus elucubraciones, su imaginación se desorbita, hasta que con incontenida curiosidad asoma el morro en la habitación de sus padres…


El final lo dejo para el lector, pues no está bien eso de destripar historias con tanto humor y mucha razón como esta que, a modo de juego insistente (la repetitividad siempre tiene su aquel) y un estilo narrativo de tipo sketch, se adentra en el ideario infantil esbozando una sonrisa.

Juntos

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Me he pasado la vida intentando adivinar cómo es la gente con la que coincido en el metro, en el vestuario de la piscina o en las charlas sobre Literatura Infantil. Actúo como un escáner. Es un juego de observación necesario para mí. Estoy atento a cualquier detalle que me pueda proporcionar algún dato que refleje el origen, los intereses o los puntos débiles de una persona. Empiezo por los zapatos, termino por la forma de las gafas y me detengo en pendientes, tipo de coche o el vocabulario usado.
No se crean que es fácil pues hay que tener en cuenta demasiadas variables. No es lo mismo usar zapatos de plástico que unos de piel… No todo el mundo saber combinar el color de su pañuelo con el del abrigo… Hay hombres que usan bolso y otros que no… Hay mujeres que usan tacones y otras zapatos… ¿Sabían que profesoras, peluqueras y agentes comerciales difieren en marcas de ropa?... Usar un bolígrafo de los de toda la vida no tiene nada que ver con una estilográfica reluciente... ¿Laca o gomina?
Y con todos estos datos y un poquito de tiempo, soy capaz de elaborar un retrato robot de cualquiera que logre acercarse. Les sonará presuntuoso, quizá algo mágico, pero lo que tengo claro es que observa que te observa, a veces das en el clavo. Con ello no quiero decir que siempre acierte, pero al menos me divierto cuando constato las coincidencias con la realidad o si por el contrario me he columpiado.
Les invito a que practiquen este juego, pues unas veces nos ayuda a desarrollar la inteligencia emocional, otras a entrenar nuestra capacidad de imaginar (iba a decir soñar, pero puede que no sea para tanto), también a sopesar nuestros prejuicios (que no son pocos, prueba de ello son las sorpresas que nos llevamos) y sobre todo a poner a punto nuestras dotes como acérrimos observadores (se dediquen a escribir novelas, enfermedades infeccionas o a avistar pájaros).
Mientras me cuentan sus experiencias yo me quedaré aquí sentado disfrutando de uno de esos libros que dan un giro a tu mente, se divierten con ella, y la ponen a trabajar. Porque Unas personas, con texto de Jairo Buitrago e ilustraciones de Manuel Monroy (editorial Océano Travesía), no es para menos.
En primer lugar hay que decir que es un álbum que habla de lo colectivo desde la perspectiva individual de un voyeur que capta pequeños instantes de las vidas de sus vecinos: una niña, un par de amigos en un balcón y unos cuantos personajes más. No obstante, hay algo que no llegamos a comprender. ¿De dónde saca todas esas conjeturas? ¿Acaso está viendo algo que nosotros no discernimos?
Las páginas van pasando hasta que llegamos al final, en el que un plano general nos deja entrever algunos de los detalles que el autor nos ha ido dejando ver a lo largo de la narración. Observamos como esas personas de quienes nos ha estado hablando, en realidad constituyen la biota de un ecosistema antrópico llamado barrio y que todas ellas se encuentran entrelazadas de una u otra manera, algo que me ha hecho recordar obras como La colmena.
Si a ello añadimos unas ilustraciones donde la luz es desbordante, donde la voz de unos actores desdibujados (¿Acaso no podríamos ser tú o yo? Seguro que sí) en escenarios que recuerdan sobremanera a los de Hopper y sus contemporáneos, la historia puede trasladarse a otros contextos, a otros vecindarios en los que se hace más importante sobrevivir con la ayuda de todos que no hacer uso de una única mano.


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